19 noviembre 2009

*Predicación 15.11.'09 ‘El Plan de Dios vs. Mi plan de Vida’

Si leemos Ezequiel 28:12-17 encontraremos una historia donde alguien que lo tenía todo, y todo eso venía de Dios, encuentra la forma perfecta de abandonar a Dios y seguir la vida por su propio plan. …Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro, y especialmente preparados para ti desde el día en que fuiste creado. Fuiste elegido querubín protector, porque yo así lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego. Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en ti. Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia, y pecaste. Por eso te expulsé del monte de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín protector, te borré de entre las piedras de fuego. A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te arrojé por tierra, y delante de los reyes te expuse al ridículo. En el caso de los seres humanos, el llamado ‘hombre’ (en el termino bíblico), insiste en hacer las cosas a su manera porque jamás ha estado más lejos en su evolución mental, alto desarrollado intelectual, industrial, tecnológico, emocional e incluso religioso, el hombre se a alimento de Dios en todos los aspectos, desde el Edén a nuestros días, a saciado su hambre original por saber y ya no tiene más hambre por él. Mientras averiguamos si las intenciones de un buen hombre son correctas o incorrectas, el plan de Dios permanecerá inmovible, permanecerá directamente hasta su fin. A pesar de que el hombre malinterprete ese plan y esa trayectoria, a pesar de que imponga sus grandes expectativas por sobre los demás… el plan de Dios es perfecto.

Comprender que Dios tiene un plan muy bien trazado para la humanidad es una idea que a mi corta visión no logro comprender en su totalidad. Esta idea se contrapone enormemente con los planes que el hombre tiene para el hombre. Si Dios tiene expectativas o esperanzas puestas en los hombres, él espera que lo reconozcamos como Dios, que lo amemos, y todo lo que él espera de nosotros debe venir de un sentimiento libre. En contraste, el hombre espera del hombre demasiadas cosas, el hombre cristiano tiene grandes expectativas. El hombre cristiano a puesto un peso en sí mismo y en los demás, a puesto: responsabilidades, compromisos, culpas, sueños y metas. El cristiano espera de otros cristianos los mismos frutos. Esas grandes expectativas no son nuevas, toda tradición o estilo de vida buenos y genuinos son dignos de continuar, lo que a mí me funciona, le funcionó a mis padres y a mis abuelos cristianos, y los más lógico es seguir la fórmula. El conflicto llega cuando pongo en mis hermanos el peso de la lógica, la tradición, el mandamiento, el fruto. Lo que no debería ser un conflicto se convierte en intransigencia, desacuerdo, guerra.
El mundo de una iglesia o la organización de una comunidad pueden ser caóticas cundo no todos los miembros estamos en el mismo canal o en la misma frecuencia… o mejor dicho, en un mismo espíritu. Si eres creyente en Cristo, la iglesia tiene grandes expectativas puestas en ti.

Yo no deseo poner ninguna carga en nadie, no puedo decir que me afecta si recibes o no palabra de Dios por medio de las predicaciones, pero mi confianza no está en mí ni en ti, sino en las promesas de Dios. Hace unos días compartí una frase que me impacto: (No basta con orar "junto a los otros" ni "por los otros", sino "al unísono" de los otros.) Mi expectativa fue que el mismo impacto surgiría en los demás, pero no fue así. Contemplaba que ese día asistirían muchos a la reunión de oración, pero no fue así. Ese día aprendí una lección sobre Nehemías, profeta de Dios que leyó su palabra a un pueblo que tenía hambre de Jehová, hambre de alabar y hambre de saber. La lección me puso a pensar luego, ¿y qué paso con ese pueblo en los tiempos de Jesús o en los tiempos del profeta Ezequiel? ¿A dónde se fue su hambre? Luego pensé en hoy, en nuestra comunidad, en el ausentismo por las cosas de Dios.

Desgraciadamente es común que la gente rechace una reunión religiosa, sobran argumentos. Aceptar la situación no quiere decir que esté bien. La mente de un buen evangelista se duele cuando la gente se va de la iglesia o no asiste a la iglesia regularmente, su expectativa es que todos marchemos al unísono, que todos aprendamos las mismas lecciones, que todos oremos por los mismos anhelos, etc. Un pastor, ministro, profeta o maestro, un hermano en Cristo o familiar en Cristo se duele de los argumentos y las actitudes banales de la gente que no va al unísono del pueblo de Dios. Cuando el pueblo de Dios en los tiempos de Jesús ya no tenía hambre de Dios, dejaron de buscarle. ¿Qué sacia su hambre? ¿Otro Dios? ¿Ellos mismos? o ¿el mismo mundo? Sobran argumentos, son incluso pensamientos automáticos – “hoy no asistiré a la iglesia” así de simple y llana respuesta, si alguien se atreve a cuestionarlo, sobran argumentos. Aún más, si la persona planea dejar la iglesia, lo mismo usará argumentos… la mayoría de la personas desean salir ilesas de dicha deserción, no desean verse como traidores, buscaran mejores adjetivos para su repentino abandono. Nadie quiere ser visto como el malo, el que se aburrió de la iglesia, el que no supo trabajar con el pastor, el que jamás hizo un compromiso, el que solo venía… a ver qué. Otros pocos tiene la “valentía” y se posicionan de frente a las circunstancias, no desean más ser parte de una iglesia, dirán entonces eso sin necesidad de justificar su decisión. De todos modos las expectativas como iglesia son altas, si deseamos mantener un ministerio saludable y listo para toda buena obra, dependemos enormemente de tu fidelidad y acción en las cosas de Dios, dependerá del orden de las cosas y vislumbrar las prioridades como grupo. En este nivel todos podemos argumentar, pero los discursos más aceptados serán los de los files, los que asisten y están a la orden del día en los asuntos comunitarios. Todo otro comentario quedará en tela de duda por carecer del peso de la documentación saludable y nutrida que solo da la asistencia.A todo esto, hay que aclarar que argumentar no es del todo una actividad malicioso. Por el contrario, el argumentar nos dice lo tremendamente diversos que somos los seres humanos, lo diferente que somos entre sí, lo creativos e ingeniosos que podemos ser. Pero argumentar tiene también su lado obscuro. Ya que todos creemos tener el derecho de opinar o argumentar en toda ocasión que se nos presente, pero el poder de la palabra no conoce de sus magnitudes o bajeza. Una falacia, por ejemplo, es el poder de usar la palabra o la opinión sin argumentos o documentación de los hechos. Yo puedo hablar de una persona o iglesia o misterio sin conocer todos los elementos que involucran una valorización oportuna, puedo juzgar, puedo calificar, pero todo lo que yo diga será una falacia, será un argumento torpe e irreal, sin embargo el poder de la palabra se puede presentar como un cuchillo listo para rebanar, listo para servir en la mesa un manjar delicioso, provisto por la crítica. La alegría malsana de los comensales sacia el hambre. Ah, miren que curioso, hace rato les preguntaba… - ¿Cómo sacian su hambre los que no tiene más hambre de Dios? Aquí vemos un ejemplo claro, se sacian en la cena de los encarecedores.

Ahora bien. Recuerda que Dios tiene el control de todo, nuestras expectativas pueden no cumplirse, así que no te frustres, hables ni critiques sin fundamento ni argumento, tampoco te desamines, tu sigue haciendo tu trabajo hoy, porque mañana, solo Dios sabe, escuchen esto, quienes dicen, hagamos esto o lo otro para el ministerio de Dios: vayamos hoy, o mañana iremos a tal o cual ciudad a realizar trabajo, será un proyecto una idea, le daremos tiempo, haremos cristianos, Todos estos planes y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora se jactan en sus fanfarronerías. Toda esta jactancia es mala. Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace. Santiago 4:13-17

Así que sobran ideas, pero faltan labradores, sobra tierra pero cada quien desea plantar para si en sus propias tierras no en las que el Señor de la cosecha lo predestinó en su plan. El hombre bueno y cristiano que desea ir por su propio camino justificar sus planes ejerciendo lo que mejor sabe hacer “argumentar”, sobre todo y sobre todos, es un deporte muy común en todas las esferas sociales y en todas las esperas morales, incluso en las religiosas.

Entonces… para funcionar bien como grupo… ¿Cómo podemos llenar nuestras expectativas como iglesia? Estando todos al unísono, como decía esa frase que cité antes (… ) esto se logra estando todos en un mismo espíritu. No quiere decir que todos lo estaremos, pero si… al menos los que representamos una iglesia debemos llenar esta expectativa, tan solo por trabajar en paz, juntos, unidos, al unísono… como una canción armoniosa, cada nota en su lugar y cada tono en su tiempo correcto. En la música o en la iglesia no se toleran el caos. El principio básico de Dios es el orden, la obediencia, la justicia, el amor… en cambio el principio básico del mal, es la desobediencia, la rebelión, el desorden, la injusticia, la vanidad y la falta de amor… Es decir que para buscar mi propio plan debo salir del plan de Dios. Mi hambre se vuelve canibalismo cristiano, ya no solo voy por mis expectativas, sino que ahora guardo rencor por los que se oponen a mi plan. Parece un cuento o una novela, si voy por mi cuenta perderé el objetivo principal que me unió a Cristo.

A menos que te mueva el morbo y la curiosidad, no necesitas identificar a las personas que solo argumentan y crean conflictos en el pueblo de Dios, ni necesitamos ensalzar a los que si trabajan por el reino de Dios, fíjate lo que dice en Lucas 6:45 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca. Pareciera que trabajar en una iglesia tiene su chiste, es complicado, mas para quien pone el orden, los líderes o quien tiene un ministerio… tiene que tratar con ese mar de palabras y situaciones sujetas a un sinnúmero de argumentaciones, si las intenciones de sus compañeros son buenas, se logran charlas interesantísimas de argumentación, pero si es criticar por criticar o asume el poder de cambiar las cosas, se vuelve un agitador.

Veo la presión en los líderes, el desánimo cuando siente que un mensaje bueno no es bien tolerado, es visto como fundamentalista, abocado, impositivo… la gente no lleva sus expectativas como cristianos fieles, obedientes, sus miembros no se prestan para un mismo fin o una misma meta. Yo digo, a los líderes de una iglesia, ¡¡RELAJATE¡¡El momento de la paz no ha llegado aún, este mundo solo traerá conflictos, y el puesto de trabajo más solicitado para el mal esta en la iglesia.

La Palabra de Dios nos aconseja una cosa para este mal, vivir al unísono.Es decir que todos sigamos los consejos de la Biblia, como el caso ejemplar que se escribió como testimonio en Hechos 2: 41-47 … Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas. Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración… Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. ¿Dejar las cosas del mundo, compartirlo todo entre todos, no dejar de congregarnos en la iglesia ni un solo dia?… Hummm… ¿Suena difícil?, ¿es complicado?... Este plan no va con mis planes, este plan me suena bonito, rosa, utópico, pero también suena a pobreza y con mucho compromiso. Si no seguimos ese plan, entonces seguimos nuestro plan de vida, o el plan que nos propone el mundo… Una misma escritura del mundo se leería así: Hechos del Mundo 2:41-47 …Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron ascendidos en sus puestos, y aquel día se subscribieron al mundo unas tres millones de personas. Se mantenían firmes en las instrucciones bursátiles y a filosofías banales, en el derroche de recursos, en el partimiento de la tierra y los mares y en el consumismo. Todos los creyentes estaban separados por ideas, denominaciones y religiones diversas, no tenían mucho en común: se apropiaban de casas, carros, muebles y bienes innecesarios, amalgamaban sus posesiones, y rara vez compartían sus bienes entre sí, no vean la enorme necesidad del pobre, sólo buscaban más y más aumentos. No dejaban de congregarse socialmente en sus templos de ocio o vicio ni un sólo fin semana. De casa en casa creaban conflictos, y compartían el chisme con alegría y generosidad, alabándose a sí mismos, según su belleza y ropaje, según sus viaje, negocios y conocimientos. Y ganándose la fobia general del pueblo.

Si el plan de Dios, como el de Hechos sonó difícil para ti, puede ser porque no estarías dispuesto a realizarlo.Tampoco quiere decir que se fácil… ambos planes requieren de la misma energía. Pero uno de los dos planes tiene un fin más agradable. Espero que sepas escoger.

El plan de Dios no es tan difícil si lo hacemos todos en un mismo espíritu, es una frase que escuchamos frecuentemente en la iglesia.. “en un mismo espíritu” es una frase que se usa para exhortar a la congregación a convivir juntos en armonía… eso no va a ocurrir si es sólo una frase. Tendríamos que quitar el pie que aun tenemos aferrado en el mundo, eso es difícil lo sé, pues tenemos mucho que hacer en el mundo, pero al menos lo que si podemos hacer es cumplir con las cosas que son de Dios, no menos horas para Dios, así que no nos quejemos ni hagamos a un lado las cosas de Dios, si vemos cosas en la iglesia que no nos agradan, tratemos de hacer criticas construidas y sostenidas sólo por argumentos válidos y verdaderos, seamos directos y vayamos con las personas adecuadas a exponer los puntos buenos y los malos. Otra opción es vivir al unísono, la dejo a su criterio.

Mientras tanto sigan practicando el amor, oremos juntos, cantemos juntos, comamos juntos y argumentemos juntos. Si los demás no se unen o no sigue un buen consejo, no te desanimes, tu trabajo está hecho… los resultados han pasado a otras manos.Nos queda orar, junto a los otros, por los otros y sobre todo al unísono de los otros, para lo cual no hay argumento que niegue dicha verdad. DLB

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)