27 octubre 2010

*Predicación 17.10.'10 ‘Realista, escapista o Ilusionista

Un amigo mío, aficionado al futbol, quedó de cortarse el pelo si perdía su equipo… no hallaba como escaparse del compromiso, pues perdieron sus campeones. Pensó en crear la ilusión de que había cumplido la acción poniéndose un peluquín o una cachucha, pero sabía que todos notaríamos su pretenciosa idea… así que optó al final por ser realista. Todos quedaron contentos, incluso el, pues enfrentar las cosas realmente fue lo más sano. En las iglesias pasan fenómenos similares, cuando vemos algo que debemos hacer con nuestra vida espiritual, a veces deseamos escapar, o mostrar la ilusión de que logramos cosas, pero la realidad es contundente, tal vez lo espiritual no se vea a simple vista, pero los frutos de las personas son innegables. Se dice que a Dios no se le puede engañar... pero... ¿porque tratar de hacerlo?

Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos. Daniel 4:35(NVI)
Le hago una pregunta: - ¿Cómo comprender la bondad de Dios y su poderosa voluntad? Una forma de responder a esa pregunta es buscando en la Biblia, pero… ¿sabrías como hacerlo? Los años que llevas asistiendo a la iglesia aun no han curtido en ti el deseo de escudriñar la palabra de Dios… Ok, no te preocupes, hay otra forma de responder a esa pregunta… desde el corazón, ese que sabe buscar las palabras que dirás aunque no las sientas o sean reales en tu vida… cuando te hagan esa pregunta en la iglesia, saldrás ileso y no quedaras como un ignorante. Pero mira, lo mejor es quedarse callado y decir con honestidad… “no sé.” Porque al final el tonto delatará su ignorancia con sus pecaminosas o torpes acciones, con su florido lenguaje, y con su frustado ego. La ignorancia no es lo feo del asunto sino la imprudencia.
¡Vaya forma de comenzar un sermón! Pero estas duras palabras no son reflejo de algo que debe ser mostrado, sino de algo que desea ser corregido en beneficio de quienes se dicen ser creyentes en Dios, pues nos demanda obediencia y fidelidad, y de poner en acción lo que decimos aprender de su palabra. Una pregunta más justa pero aun más retadora sería: - ¿Cómo comprender la bondad de Dios y su poderosa voluntad en tu vida para el propósito que tienes al asistir a una iglesia? La respuesta es totalmente personal, pero su ejecución será totalmente comunitaria, por eso es importante ser consciente de lo que estás haciendo.

La vida de un cristiano no se resume en asistir o participar en un ministerio religioso, no se limita al “querer” o “desear,” sino que tienen una clara misión bien definida, y que es visible para el resto del mundo, es una postura asentada en un cristianismo evidente, pues no vino usted a este mundo solo a escuchar sino a ejecutar lo que Dios nos pide hacer con plena conciencia y justicia.
Es visible y palpable cuando las personas que tienen contacto con el Dios verdadero se han entregado enteramente a su voluntad y amor, esas cosas no son visibles para todos, si acaso podemos suponerlas en los demás… ¿Acaso se distingue a un verdadero hijo o hija de Dios en las palabras que dicen, en las acciones que realizan, en los post de su blog o facebook, en la opinión que dan sobre Dios, la iglesia o los demás? No necesariamente, aunque es posible que sean visibles las técnicas o maneras que una persona a desarrollado para reflejar lo que desea creer, es posible que las potencialice si lo que desea es que los demás vean también que tiene una relación con Dios. Las “técnicas” de "cómo ser un buen cristiano" pueden ser simples formas que cualquiera puede aprender, pero no siempre reflejan necesariamente que sea real en su vida ese estilo de vida. No hablo de dar testimonio, hablo de un engaño a veces consiente a veces inconsciente, porque la realidad puede ser muy distinta a esa pretensión, cuando hablo de visibilidad, me refiero a que el reino de Dios solo es visible para una persona que tiene acceso a una mente consciente y que aterriza (sin ser un equilibrista audaz) una posición fija y fuerte no solo en lo que ha creído, sino también en Dios mismo…

Examina tu vida y razona honestamente, pon a prueba tu fidelidad o tu creencia... no te engañes o dejes que tu mente esquive la realidad, no des incluso lugar a argumentos comunes que expliquen lo que pienses, simplemente colócate en una situación extrema reciente y analiza fríamente como reaccionaste ante tal situación, (ejemplo: un amigo te insultó o te traicionó... ¿Cómo reaccionaste y que hiciste al respecto?¿tu actitud fue la de un cristiano(a) o la de alguien que no supo qué hacer?) Si reaccionaste mal, es posible que aun así tu mente busque la manera de justificar tu comportamiento, es ahí donde le permites a tu mente argumentar para escapar de algo y así crear la ilusión de que después de todo eres “bueno” o que “solo eres humano.” Pero, si dejas que tu escapismo crezca llegará a niveles irreales e inconscientes, no sabras ni donde estas y es posible también que la palabra de Dios te pase de noche, o como común mente se dice: “- te entro por un oído y salió por el otro.” Siendo así, la pregunta es: ¿Cómo comprender la bondad de Dios y su poderosa voluntad si soy yo mismo quien huyo de ella? No puedes seguir ignorando la realidad, tu indiferencia es ya evidente como tus errores, no puedes seguir escondiendo el polvo bajo la alfombra, es hora de limpiar tu corazón.

Veo tres tipos de personas: unos, los que se supone que han logrado una relación con Dios y que no están viendo como escapar de su voluntad, son creyentes que no le dan la vuelta a las cosas de la iglesia. Otras son las que no son creyentes… y una tercera es la de quienes tienen facetas aun más intricadas, que creen tener una relación con el Dios verdadero, pero no es real, sino que han creado y creído su propia ilusión. De creyentes a falsos creyentes hasta aspirantes a creyentes, los tres guardan motivos muy personales para continuar con su razón de ser.

Aquí estamos hablando de extremos radicales y contundentes, donde la realidad nos evidencia a un lugar donde la duda no tiene cabida, donde las acciones que poco trascienden en el sano desarrollo de una iglesia representan solo algo que hacer en ella, un tiempo que llenar en nuestras vidas que pretender ser espirituales. Pero también hablamos de la visibilidad, pues el mundo necesita más que nunca de algo real, y si el cristianismo es algo pasajero, algo de moda, algo que hacer con tu vida, una reflexión sobre el amor de Dios, un lugar al que voy con la pareja, o a convivir con la gente.. jamás dará los frutos que esperamos ver.

No hablo de pararnos en las esquinas a orar para que todos vean, no de pararse en frente a solo hablar del amor incondicional de Dios para no asustar a los traumados, no hablo de poner en las redes sociales una reflexión poética sobre Dios, hablo de ser reales y visibles, de no solo describirse sino de ser practicantes, hablo de profesionalismo y excelencia, porque el mundo no está para el encanto del ilusionismo, lo superficial quedó atrás, los extremos están en la punta de la realidad, el mundo en que vivimos requiere de un Dios real, que por un lado solo ven a un Dios irreal y por otro lado tiene un mundo catastróficamente real que urge de soluciones.

Este sermón está inspirado en el Salmo 65, que dice: “A ti, oh Dios de Sión, te pertenece la alabanza. A ti se te deben cumplir los votos, porque escuchas la oración. A ti acude todo mortal, a causa de sus perversidades. Nuestros delitos nos abruman, pero tú los perdonaste. ¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios! Saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo. Tú, oh Dios y Salvador nuestro, nos respondes con imponentes obras de justicia; tú eres la esperanza de los confines de la tierra y de los más lejanos mares. Tú, con tu poder, formaste las montañas, desplegando tu potencia. Tú calmaste el rugido de los mares, el estruendo de sus olas, y el tumulto de los pueblos. Los que viven en remotos lugares se asombran ante tus prodigios; del oriente al occidente tú inspiras canciones de alegría. Con tus cuidados fecundas la tierra, y la colmas de abundancia. Los arroyos de Dios se llenan de agua, para asegurarle trigo al pueblo. ¡Así preparas el campo! Empapas los surcos, nivelas sus terrones, reblandeces la tierra con las lluvias y bendices sus renuevos. Tú coronas el año con tus bondades, y tus carretas se desbordan de abundancia. Rebosan los prados del desierto; las colinas se visten de alegría. Pobladas de rebaños las praderas, y cubiertos los valles de trigales, cantan y lanzan voces de alegría. Tal tamaño de Dios refleja en el lector una determinación extrema, esa forma en que Dios se describe aquí y ese sorprendente efecto que logra en el lector son lo que me llevo a las preguntas iníciales, si Dios es real en tu vida, debe ser tú realista también. No pintes tu vida con esta palabra si no será algo real, pues de lo contrario será una ilusión, y tendrás que escaparte constantemente de una iglesia real y de un Dios contundente, que es un Dios bueno, si… poderoso también, pero que no lo verás jamás si su palabra entra por tu oído y sale por el otro.

Un sentido de radicalismo y visibilidad invade nuestras vidas, si somos de Dios no debemos escondernos, si somos de Dios no debemos escaparnos estratégicamente en el anónimato, si somos de Dios no podemos provocar la ilusión de ser una iglesia pues se vuelve irreal con la práctica, si eres de Dios no puedes seguir sin hacer nada. Una iglesia real y radicar es visible principalmente desde el punto de vista cristiano, es decir que efectivamente seremos quienes decirnos ser si somos realizadores de lo que escuchamos y predicamos.

Cuando lo que más deseamos es ser visiblemente cristianos, por otro lado existen cosas que son tan visiblemente horrendas que desearíamos no verlas, como el horror de las guerras, la ambición, los robos, atracos y secuestros, las injusticias sociales, las enfermedades, el pecado… son tan visibles que las vemos en todos los medios disponibles, son una realidad. Yo sé que hay cosas muy visibles en las iglesias, sabemos perfectamente cuál es el hermano que no hace nada, sabemos cuál es el que no lee la biblia, el que no sabe orar, hemos identificado al más promiscuo, al más callado, al que mas critica o al que menos propone. Pero esa visibilidad no nos es útil para nada, si no es ese un ejemplo de cristianos real no debe robarnos la atención.
La real actualidad nos dicta que hay motivos más importantes que esos, más urgentes, y que se requiere de tu postura más radical posible.

¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios! Saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo…

Dichoso tu si ves que:
-El tiempo en que hacías las cosas a medias para Dios ha pasado.
-El tiempo de negar, renegar, quejarse y de deprimirse ha pasado.
-El tiempo de quedarse sentados ha pasado.
-El tiempo del miedo ha caducado.
-El tiempo de Dios ha llegado ya, y no puedes retrasar más tiempo tu llamado.
-El tiempo de un Dios real demanda de tu realismo, no escapismo ni ilusionismo.

Dichoso tú si distingues la realidad, dichoso si reconoces conscientemente que has sido escogido y apartado para Dios, dichoso si eres atraído irresistiblemente a la casa de Dios… dichoso si buscas su sabiduría, dichoso por tu obediencia, dichoso y privilegiado te sentirás, dichoso porque te serán saciadas tus necesidades de hogar y pertenencia, serán abundantes tus talentos en el templo.
Dichos tu porque Dios se ha manifestado en ti y fue algo real.
Dichosos los y las que saben concienmenete quien es Dios y le corresponden con tal realismo.

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)