16 mayo 2011

*Predicación 15.05.'11 ‘Testigo de la Luz’

¿Cómo te sentirías si el testimonio de tu vida fuera develado completamente? Entraríamos en tu vida personal para desmenuzar lo que más amas en el mundo, tu “individualidad,” bajo tal riesgo no quedaría piedra sobre piedra del templo a ti mismo, que es una construcción ambigua, enigmática, indeterminada, sosa y sin propósito visible.
Pues bien, tu testimonio no necesita ser develado ya que es bien conocido ahora, y quien nos lo ha hecho saber es usted mismo. Un testimonio escabroso es resultado de una vida sacudida por el viento y el destino… pero un testimonio decente es el de una vida impactada por Jesucristo. Bien dijo Jesús que podía destruir un templo, pero también Satanás sacude a las personas para destrucción…

Todos los que estamos aquí hemos derrumbado mucho de ese templo mágico llamado orgullo, construido con una gran pasión humana, y de esas ruinas tratamos de rescatar vestigios mundanos, anhelos de sabrosas formas pecaminosas, de ese templo conservamos un lugar altamente sagrado, al que acudimos toda vez que sentimos que Cristo no funciona como Dios. En cambio, un buen creyente da fe o testifica de una luz poderosa, de un agua que recorre su alma y da vida, sus placeres se encuentra en el servicio, su cuerpo se complace es la alabanza, sus ojos y oídos buscan la sabiduría, su templo es reconstruido por Jesús en poco tiempo. Su frágil humanidad es reforzada día con día. Su vida no es evidencia de una ruina mundana, su boca se abre para testificar, no se queda callada. Avanza débil y luego da posos agigantados, es testigo del amor y no teme hacer declaraciones ante nadie.

En TODA circunstancias se supone que un cristiano da testimonio de una luz que nada la puede opacar, del agua que da vida, de un Dios todopoderoso… ¿Será tu testimonio una real experiencia vívida de lo anterior o es simplemente un escabroso discurso que al final no deja nada, eres testigo de cómo Cristo actúa en tu vida o una mediocre vida de un creyente promedio. No se dice o se pregunta esto como un reto, sino como una alerta.
Todo lo que usted responda hoy es evidencia de tu futuro.

El máximo de todos los profetas que existieron en la tierra fue Juan el Bautista: Juan 1:19-28
Éste es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era. No se negó a declararlo, sino que confesó con franqueza: —Yo no soy el Cristo.—¿Quién eres entonces?... ¿Cómo te ves a ti mismo? —Yo soy la voz del que grita en el desierto: "Enderecen el camino del Señor…"—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias. Juan 1:6-9 Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran. Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.

Les decía que su templo personal será derribado, y que lo más bello que le puede pasar a una persona es que esa destrucción ocurra por causa de Jesús, porque puede ser otro (el diablo), que con total malicia sacuda tu vida para destruirte a ti. Pensaras que este tipo de desfalcos solo le ocurren a personas detestables, pero no, Pedro, el apóstol negó que conocía a Jesús, negando con ello la luz que antes Juan el Bautista había testificado. Y Judas, apóstol también, lo entregó a las autoridades Romanas. Todo esto porque dejamos que una fuerza negativa nos arrastre como el viento impredecible sacude el trigo a su antojo. Juan 18:15-18 y 25-27

Podemos ser testigos de cómo el diablo sacude nuestras vidas, y de eso damos fe constantemente, los unos sobre los otro, pero debe ser lo contrario, debemos dar testimonio de cómo Jesús impacta nuestras vidas.

Jesús nos pide que seamos sus testigos, que demos testimonio de lo que ha hecho en nuestras vidas… y solo lo hacen quiénes experimentan realmente ese poder pues lo han presenciado, todos los demás no pueden declarar nada sobre Jesús, (NO DA PERAS EL OLMO) El olmo es un árbol de porte mundano, suele alcanzar alturas muy reconocibles. El tronco está recubierto por una corteza endurecida, y tiene interés meramente terapéutico. Las ramas son simples y tienen hojas substituibles, brillantes y soltadas, surcadas por múltiples nerviaciones y con bordes divididos. Las flores son pequeñas y de color rojizo. El fruto contiene solo una semilla… NADA QUE VER CON EL TESTIMONIO DE UN PERAL.
No da frutos ni testimonio quien no conoce o ha visto la luz y la paz de Cristo, no da señas de agua viva quien aun tiene visiblemente sed de un Dios vivo. Todo lo que digan de Cristo será solo palabrería y obsesión. Y quien calla su testimonio es como un olmo estéril.

Juan 18:19-21
Mientras tanto, el sumo sacerdote interrogaba a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas. —Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada. ¿Por qué me interrogas a mí? ¡Interroga a los que me han oído hablar! Ellos deben saber lo que dije.
Hechos 1:21-22
Por tanto, es preciso que se una a nosotros un testigo de la resurrección, uno de los que nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue llevado de entre nosotros.

Por extraño que parezca, dar buen testimonio es un factor poco valorado en las iglesias, usted me dirá: -“eso no es verdad, pues usted ha escuchado muchos testimonios en una iglesia” yo sostengo mi comentario, vera… yo, al igual que usted he escuchado muchos “testimonios” en una iglesia, pero me atrevo a asegurar que en su mayoría han sido solo palabras, deformadas por un lenguaje poco elocuente y si muy fantasioso. He oído cientos de discursos, a veces incluso en un pobre español, a veces en un macheteado diálogo bíblico, a veces lleno de mentira, a veces he oído discursos llenos de política, otros cargados de vanidad y auto elogio, me ha tocado estar en reuniones sociales donde de repente la gente se vuelve piadosa, todos saben cómo resolver los problemas de los demás, de repente algunos se vuelven “sabios” menesterosos, expertos ministros… críticos de primera, que hasta sin conocimiento de causa serían capaces de hacer mejor el trabajo de un ministro en la mira. Pero mire… al final se nota que dicho “testimonio” solo fue una bocanada de ideas y proyecciones cerebrales ínsulas, a los 30 minutos, estos mismos hermanos “expertos en abrir la boca,” suelen destruir el testimonio mismo de su autoría, que digo 30… 15 minutos no pasan cuando con la misma boca están ya dando rienda suelta a sus deseos humanos, ellos mismos mueren por su boca. Quién un día testificó ser pescador de hombres, hoy es solo alguien que por su boca muere. Eso en el caso de que alguien “testifique” el otro sector de la iglesia se queda sentada sin abrir la boca, ¿será que no tiene nada que testificar? ¿Será que le da miedo morderse la lengua? Más que discretos o precavidos, son cautelosos, mantienen en encierro la luz de Cristo en sus conciencias.

Usted se preguntará… - “Bueno… ¿y de quién estoy hablando…?” Pues nada menos y nada más que de usted. Así es… y me dirá: - “Que no, que usted da testimonio con sus acciones“ o “Que no, que si… en efecto usted a sido de vez en cuando portador de un testimonio modesto, y que si bien le ha tocado en vagas ocasiones dar opiniones (personales claro) de su propia cosecha moral e intelectual, que no niega que ha hecho una que otra crítica (constructiva) de política, religión, deportes e incluso de amistades… y que claro, al final de todo, pues usted mismo dirá que no es un santo…. Y que si, alguna vez incluso mintió o fue verdugo afable, testigo del pecado ajeno.
Pero que hoy goza de buena opinión social, que hoy vive el fruto de la gracia de Dios en usted, que su espíritu está en libertad, puede ir y venir de un estado humilde a uno de juez. Hoy ser otro, mañana será usted el criticado, hoy le tocó ser verdugo y mañana rodará su cabeza en el piso.

Esto que hoy les describo es lo que defino como “el nivel cultural de un creyente promedio” y es el nivel máximo al que han aspirado muchos de los creyentes cristianos, y es el testimonio que más abunda en la redes sociales (tanto electrónicas como reales) Pululan las opiniones verbales de las personas, todos tienen algo que decir, y su discurso es rosa, cursi, meloso y hasta aburrido, y por si fuera poco, resultan discursos poco creíbles.

Cuándo se nos pregunta… ¿Qué testimonio estamos dando como iglesia? O cuando nos predican que demos buen testimonio, de inmediato pensamos en quienes deben dar buen testimonio. Es decir, pensamos en quienes dan mal testimonio y deben corregir el camino… pero, ¿qué hay del testimonio de usted? Esta usted aquí para administrar sus bienes morales, no para cosechar en jardín ajeno.

Imagínate como se sintió Jesús, de decirle a Pedro: “…me negaras tres veces…”
Cual sería el estado emocional de Jesús al ver piedra tras piedra, insulto tras insulto, latigazo tras latigazo, solo después de haber realizado innumerables milagros en el pueblo judío. Puedes colocarte un momento en los zapatos de Jesús, en su mirada al saber que su momento de calvario había llegado... y ese momento era marcado por uno de sus amigos con un beso. Este fue el testimonio con el que se dieron a conocer algunos de sus discípulos, escondido en casas, temerosos. Pablo que lo persiguió e insultó, quien describe su testimonio como el más vil de todos… ¿en qué lugar quedamos nosotros en esta escala? Hechos 1:15-22

1 Timoteo 1:12-15 Doy gracias al que me fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me consideró digno de confianza al ponerme a su servicio. Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia. Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús. Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

El primer testimonio de Pedro y de Pablo no es nada loable, pero bueno… eso quedo en el pasado, su nuevo testimonio comenzó cuando destruyeron su orgullo y temor. “Yo he comprobado que la única manera de predicar el evangelio o a Jesús mismo, es por medio de acciones y no de palabras únicamente, eso ya lo sabemos todos, pero debemos comprobarlo por nosotros mismos y no solo saberlo de manera mental, sino practicarlo. De otra forma repetiremos ese discurso y no le daremos el valor que merece.
Cuando llega a nosotros una situación en la que debemos enfrentar o demostrar que somos de Cristo, cuando somos tentados a pecar, cuando deseamos hacer valer nuestra opinión por sobre todas las demás opiniones… Pueden llegar a nuestra mente versos bíblicos, esos tan bonitos que pusiste en facebook, esos que te sabes de memoria que tan bonito recitas, llegan a tu mente las múltiples sabidurías que te recetó tu líder religioso o tu psicólogo de cabecera y que al final las has entendido… todo eso llega a tu mente, pero decides negarlo, como Pedro negó a Cristo… en esos momentos no deseas demostrar lo mucho que Cristo vive en ti, sino lo mucho que desees hacer valer tu autonomía, tu palabra... tu defensa, tu opinión. Cristo no vale a la hora de cobrar tributo a la amistad, Cristo te estorba cuando solo quieres quedar bien con el jefe, con el “teacher” o con el compadre… Cristo te vale gorro cuando te estorba para divertirte, para burlarte, para ligarte a más de uno, para lucir tu belleza física o intelectual. Lo vendes por lo que el mundo te ofrece en una noche alegre. Traicionamos su amistad cada vez que lo entregamos a una autoridad que domina nuestro futuro, vendemos a Cristo por un rato de placer humano, por un festín mundano, por unas monedas que comprarán un terreno infértil de felicidad, como Judas. Algunos vamos más lejos, y caemos en pecado, somos capaces de insultar, de mentir, de robar la paz… así como Pablo... perseguimos a Cristo en la figura de nuestros hermanos de la fe, interrumpimos como piedras de tropiezo en el camino, matamos el evangelio, hacemos que pierda su credibilidad, lo atrasamos, aniquilamos la esperanza, violamos el derecho de los demás.

¿Cuál es tu testimonio? Pero no inventes… No vengas con frases rosas ni filosofías de quinta, que todos sabemos que no cumples… Mira, Pedro negó a Jesús, pero al final el mismo se dio cuenta de su acción, Pablo al final reconoce sus faltas, que si no fuera por Jesús quien sabe que habría sido de él… Judas, pues ya ves como murió: “…cayó de cabeza, se reventó, y se le salieron las vísceras…”

¿Cuál es tu testimonio? Se parece al de Juan el Bautista, al de Pedro, al de Pablo… o al de Judas? ¿Hasta dónde llegan tus aspiraciones como creyente? ¿Deseas seguir siendo como una espiga, llevado por las circunstancia del viento, a merced de un testimonio visiblemente inútil, sin propósito, o de mala reputación? Todo lo que se ve de ti es todo lo que no haces como creyente, esa es la magia de ser cristiano, pero lo que sacas del sombrero ya no es una sorpresa para nadie.

Finalmente este es el valor de un estilo de vida cristiano: los que dan testimonio de Cristo testifican que Él vive, son testigos de Jesús, pues das fe real de que existe.

Nosotros no somos testigos oculares de Jesús, ni de su nacimiento, ni de su muerte, ni de su resurrección. Sin embargo, el testimonio que damos da fe de que nacimos de nuevo para vivir en Cristo, morimos con él junto con su crucifixión y seremos resucitados en su llegada triunfal.
Tomemos en cuenta esto antes de que ese día llegue, que si bien daremos testimonio con nuestra resurrección, solo será si dimos testimonio antes de lo que creímos y vivimos en Cristo hoy.

¿Cuál es tu testimonio? No trates de engañar a nadie… tu vida, lo que haces y no haces ya la sabemos y no nos interesa aburrirnos con más detalles. El testimonio que debe nacer en ti es una respuesta que todos deseamos oír, en esa respuesta actual y presente esta indudablemente plasmado tu futuro. No nos digas lo que todos ya sabemos y es obvio, sorpréndenos con un testimonio de un corazón que es gobernado por Cristo.

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)