24 diciembre 2013

Predicación 22.12.2013: HECHO EN CASA.


“… mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo. Al contrario, está bajo el cuidado de tutores y administradores hasta la fecha fijada por su padre. Así también nosotros, cuando éramos menores, estábamos esclavizados por los principios de este mundo. Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡*Abba! ¡Padre!» Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero. Gálatas 4:1-7 (NVI)

¿Has soñado (como en las novelas) en recibir herencia? ¿Has fantaseado (como en un comercial de turismo) en tener una casa en la playa? ¿Has pensado en la amenaza del futuro (como en una epidemia mundial) sin médicos o medicinas? ¿Has visualizado tu vida (como un soltero viejo y sin la compañía del amor? ¿Ya no te llena ser parte de un grupo eclesiástico? ¿Buscas algo más… algo menos…?
Aprende a ser feliz, no dejes que esos pensamientos terminen por esclavizarte, antes eras eso, ahora eres hijo de un Dios viviente, ahora eres hermano de Cristo, hijo del Dios que nos hizo familia. Tu hogar ahora es donde habla el espíritu. 

Nosotros como creyentes en Cristo tenemos libertad y acceso a una impresionante esperanza de vida, el Espíritu Santo hace una labor en quienes saben oír y seguir su luz, la presencia de Jehová se manifiesta en milagros  diarios perceptibles e imperceptibles. Su Gloria nos alcanza, y solo vemos el 1% de su magnitud. Por fe hemos deicidio agradar a Dios en amor y verdad. Acabo de resumir en pocas palabras la base de nuestro dogma como iglesia. Con todo y esto, la felicidad que experimentamos no es algo que se construyó de la noche a la mañana, tampoco es algo que podamos robar durante uno o varios momentos de euforia emocional, rodeado de nuevos amigos, nuevas relaciones afectivas, viejos amores desatendidos o entre familiares que no saben nada o poco de nosotros mismos.

¿Qué es lo que más deseas actualmente? Se honesto: ¿Vivir en la playa, ganar la lotería, tener salud, amar y ser amado?

Una persona extremadamente pobre podrá lograr la felicidad inmediata si repentinamente consigue un millón de dólares,  una persona rodeada de un ambiente hogareño muy deficiente podrá lograr la felicidad inmediata si repentinamente le regalan una casa junto a la playa. Una persona sumamente inmadura, insufrible y fastidiada podría lograr felicidad inmediata si repentinamente encuentra el amor incondicional de una persona. Una persona que sufre de extremo dolor físico podría lograr felicidad inmediata si repentinamente encuentra la cura definitiva de su enfermedad. 

Nosotros no somos pobres en extremo, no somos vagabundos, no somos odiados del todo y no estamos en etapa terminal de salud. Si se presenta el amor, el dinero, los paraísos turísticos y la salud, eso no nos garantiza la felicidad. Conocemos gente con dinero que no es feliz, conocemos gente que goza de salud pero no se ha cuidado del todo, conocemos gente con casa o vivienda pero no terminan por estar contentos con lo que en ella esta, etc.

En los países latinos como España, Francia o México… la plenitud se da por momentos abundantes de compañía, entre amigos o familiares. En contraste en los países anglosajones y germanos, la plenitud se da en momentos de soledad.

Recuerdas un amigo o amiga que durante un corto tiempo convivio contigo, te sentías muy bien a su lado, reían, se llevaban de maravilla y gozaron de momentos muy agradables. Ahora compáralo con alguien que está continuamente presente en tu vida. Estoy seguro que del amigo que se fue guardas recuerdos muy bellos, dichos recuerdos se han congelado en el tiempo, en cambio del amigo presente guardas y desechas múltiples situaciones de convivio. Has llegado a odiarle, quererle, extrañarle, soñarle, educarle, sobrellevarle y en fin… mil y un detalles.  Por alguna razón social o cultural, pensamos que un árbol es bello por su follaje, cuando lo más bello del árbol son sus raíces. Es tan grande un árbol sobre el suelo como debajo del suelo.

La verdad es que son las relaciones que han echado raíz las que perduran, podemos decir que amamos a un amigo que se fue o partió, pero eso es en realidad una falacia, un producto falso y plástico fabricado de la imaginación, la realidad es la tangible relación visceral sostenida y cimentada por la vida. 

Está comprobado casi científicamente que la felicidad se puede construir, que no llega por suerte o por la casualidad. Las personas que están ahora aquí con nosotros representan la proximidad más auténtica y única que tenemos para construir y practicar la felicidad. No es obra de la casualidad, del mundo o de la suerte (como nos lo han hecho creer.) Los que estamos aquí juntos hemos sido unidos por obra de Dios.

En la juventud la tendencia es de sostener una agenda muy amplia, sin embargo los adultos mayores ven un alto decrecimiento de este aspecto. Nosotros que vivimos en un país donde la compañía es primordial, la felicidad y la plenitud se concentran en una cosa. Compañía. Lo que amerita una amplia disponibilidad para construir la felicidad en relación a las personas que nos rodean.

Definitivamente, la felicidad es algo que se construye, y son múltiples elementos que conjugados con sabiduría, inteligencia, dedicación, tolerancia y amor fraternal se van develando conforme crecemos en cada aspecto de la vida. Un sentido agudo de la hermandad, amistad, familiaridad y caridad son ingredientes básicos.   

- La familia son las personas de las que nos rodeamos invariablemente, hemos tenido que amar a la familia en base a ejemplos y apoyo paternal.

- Los amigos son las personas de las que nos hacemos rodear (nótese la palabra “hacemos”) hemos tenido que amarlos en base a las necesidades sociales y a convicciones personales.

- La familia de Dios son las personas de las que Dios nos ha hecho hermanos (as) en Cristo, hemos tenido que darnos cuenta que los amamos por causa misma de Dios. No solo somos familia, somos además muchas cosas entre sí, somos un solo cuerpo, tenemos en común un mismo ministerio, un espíritu verdadero, vamos al mismo lugar y somos guiados por el mismo estrecho camino. Conocemos nuestras debilidades porque padecemos de lo mismo, conocemos nuestras fortalezas porque nos alimenta la misma esperanza de vida. 

“…En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad,  para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.” Efesios 1:5-6 (NVI) /  “…ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios…”Efesios 2:19 (NVI) “…Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios…” Romanos 8:14 (NVI) /

Convivir y servir en una iglesia es estar en casa, en nuestro hogar, entre familia. Todo lo que hacemos juntos es hecho en casa, y ese es el mejor regalo que nos podemos dar mutuamente, un regalo imperecedero, construido en el gozo de nuestro Señor, quien nos anhela como familia, como sus hijos, como hermanos en Cristo. Construyamos lazos profundos de amistad y amor como fuerte soporte en compañía. Si bien muchas cosas nos pueden hacer sentir bien, como la comodidad de una vida solvente, amores emocionales, salud y un techo donde dormir, pero el fundamento y piedra angular de nuestra felicidad es el amor que nos une como iglesia. El parte aguas de nuestra nueva condición humana como creyentes quedo marcado con el nacimiento de Jesucristo. Regala a otros este mensaje que será la mejor forma de lograr la felicidad que está en vías de plenitud. No hay mejor forma de mostrar ese regalo a otros sino con la formación de ser mejores amigos y hermanos, a fin de cuentas estamos siendo participes de una herencia que ha sido destinada a todo aquel que cree en el evangelio liberador de un niño que nació con ese propósito. El mejor regalo de Dios a la humanidad fue motivado por el amor que siente por nosotros, y ese amor nació en su casa, un Padre y un hijo… un espíritu que nos mantiene en esa unidad.

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional / Imagen cortesía de ©Corbis)