14 octubre 2014

Predicación 28.09.2014: PRACTICANDO LA BONDAD

Ser una buena persona en nuestra era moderna es intrincado. La vida nos ha puesto soluciones prácticas y simples para cumplir relativamente con esta lógica moral, sin embrago dicha relatividad no es consecuente del todo con los mandamientos supremos de Dios. Nuestra aparente bondad da como resultado la paz temporal de nuestras conciencias. Podríamos actuar bondadosamente con el fin de satisfacer las lógicas morales sociales, pero no siempre ese deseo nace del corazón que es bondadoso, sino que parte de un corazón atormentado por las consecuencias de la culpa y otros factores diversos. Pon los pies en la tierra y el espíritu en las cosas de Dios. 

“… El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que les juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, con casas llenas de toda clase de bienes que tú no acumulaste, con cisternas que no cavaste, y con viñas y olivares que no plantaste. Cuando comas de ellas y te sacies, cuídate de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, la tierra donde viviste en esclavitud...” Deuteronomio 6: 10-12. (NVI)

Nosotros heredamos una moral educativa relativamente buena, heredamos una religión fundada en la muerte y conquista de miles de personas, disfrutamos de una modernidad colectiva que se hace de la vista gorda ante la desdicha de millones. Me atrevo a decir que efectivamente hay mucha gente buena en el mundo pero son pocas las personas que practican la bondad por amor.

“…me porte bien en el pasado… precisamente para que en el futuro nadie tuviese algo que reprocharme”  Esa es una motivación respetable, pero no es la ideal. “… no me junto con personas indeseables… para que nadie me compare con las mismas” Esta es una motivación extrema que no te aleja del pensamiento humano calumnioso. “Yo cumplo con ir a la iglesia cada domingo, realizo mis ofrendas, predico el evangelio, y hago todo lo posible por cumplir con mi Señor pues no deseo condenarme” Si bien esta es una motivación intensa y radical, pero tampoco es la ideal.

Las personas que practican ciertas bondades siempre serán puestas en la relatividad de otras personas que practican otro tipo de bondades. Las comparaciones jamás son justas o realistas. Una persona que es buena para desprenderse de riquezas podría relativizar esa acción en otra persona que no da sino que guarda su dinero. Y la persona que es buena ahorrando bienes, podría relativizar esa acción por encima de aquellos que despilfarran. Esto inicia una cadena interminable de comparaciones sociales.

Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.  Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.  Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.  Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie.  Que cada uno cargue con su propia responsabilidad.  El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña. Gálatas 6: 1-6


La peor manera de justificar nuestros errores, faltas y debilidades personales es señalando las ajenas.  Ni aun los que se creen más buenos tienen la destreza de criticar sin salir lastimados. Aun así existen en efecto los que nos comparten enseñanza con plena seguridad de haber cumplido fielmente con lo que pregonan, justificados por su honestidad y rectitud. No te lo dicen por criticarte sino por instruirte y son ejemplo de lo que instruyen en ellos mismos, y lo han logrado por medio del Espíritu Santo y no por méritos propios… De hecho, quienes pueden presumir de esto han intentado en el pasado formas de ser buenos sin éxito, y no fue sino hasta que sometieron su humanidad a la ley de Cristo en que experimentaron libertad de carga mundana, habiendo respirado la instrucción directa del espíritu.
 
No podemos depender de la herencia que nos deja la moral social colectiva, debemos ir mas allá y adentrarnos en la bondad que nos pide practicar el Señor.  Somos libres por medio de Jesucristo, pero sería muy bello experimentar esa libertad.  Así que avancemos a lo que sigue para nosotros.

Si bien heredamos tierra, también hemos heredado otra cosa muy importante para descubrir la bondad como fruto del espíritu de Dios. Pero debemos adéntrarnos a ello, si no leemos la Biblia o no la entendemos fácilmente, solemos escucharla al menos, esto por boca de otras personas que preparan ese festín de palabras. Lo más común es que nos prediquen sobre la importancia de ser buenas personas. Y por muy elocuente e inspirador que pudiese ser un mensaje, al final lo que importa es como se digiere en tu mente dicho mensaje.

Puede que nos ofrezcan el mejor de los consejos, pero si por alguna causa enteramente personal o social el mensaje se diluye con motivaciones mundanas, no terminara causando un efecto ni propósito determinado por Dios, sino que será determinado por lo que abunda en tu corazón justo en esos momentos precisos. Es decir, que un corazón en cuyo espacio existe un objetivo ajeno a los propósitos divinos, solo producirá cosas alejadas de Dios, aun en cuanto el objetivo personal sea bueno. Las cosas que motivan al corazón a cambiar y ser mejores no siempre son inspiradas por Dios, sino por un deseo interno y personal, y en cada caso es diferente.

No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.  El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.  No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.  Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Gálatas 6: 7-10

Entendamos que deberemos pasar ese escalón que es lo naturalmente bueno para subir a niveles jamás imaginados. Bondad amorosa y humilde emanan del espíritu para cosechar lo que trasciende, lo eterno y tangible en el reino de Jesucristo.

Dice una canción: “También la belleza encochina la casa” Quiere decir que aun las acciones “buenas” terminan por fastidiarnos, porque las desilusiones son resultado de tus motivaciones originales y no se revelan sino hasta el final. Al final se cosecha lo sembrado, pero que tal si no tienes conciencia de lo que es bueno según las cosas de Dios y no según las cosas naturalmente buenas del mundo? Estarías perdido y te darías cuenta hasta el final cuando ya no hay nada que hacer porque has sido expulsado… Saldrás gritando y reclamándole al Señor diciendo “ ¿!Pero si no me la partí haciendo cosas buenas!? ”  No te hagas… estabas sembrando fuera del pozo… hacías surco pero echabas la semilla afuera como quien practica onanismo. La gracia fue que tenias las tierras y la semilla, tu acto de bondad fue hacer el surco, pero sembraste sin amor a Dios, tus flores que apestan y tus frutos que se pudren son resultado de tu egocentrismo e inconsciencia espiritual, el recuento de tus daños se te cargan en tus emociones.   

“…un día soñé que sería doctor… estudié y lo logré… fue el orgullo de mis padres, la envidia de mis amigos y el atractivo de hombres y mujeres… conforme comencé a dar consulta tras consulta termine odiado a los enfermos… en medio de mi frustración descubrí con claridad lo que había motivado mi deseo… “ Podemos ver en este caso que es bueno ser doctor, si… solo que lo que define al final las bondades de ser doctor son sus motivaciones.

Los cristianos no deberíamos ser motivados por los proyectos de bondad social o personal, sino que nuestro motor es llevado por la voz del espíritu de Dios. Leamos como se despedía Pablo generalmente en sus cartas:
“… Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes...” Gálatas 6: 18 (NVI) / “…Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.” 2 Corintios 13: 14 (NVI) / “…La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor imperecedero.” Efesios 6 :24 (NVI) Así se despedía Pablo de las iglesias porque reconoce lo esencial en la vida del creyente. GRACIA Y ESPÍRITU.  No les decía… “…que tengan suerte bye, que les den un aumento, que encuentren el amor de sus vidas, que ya no los persigan sus acusadores, que se la pasen chévere con los amigos… y nunca cambien, son lo máximo”

¿Que estas buscando en el pueblo de Dios? Entre nosotros esta la presencia de Dios… pero también ente nosotros y en ti mismo están los objetivos que motivan tus acciones.

“… Teme (respeta) al Señor tu Dios, sírvele solamente a él, y jura sólo en su nombre. No sigas a esos dioses de los pueblos que te rodean,  pues el Señor tu Dios está contigo y es un Dios celoso …” Deuteronomio 6: 12-15. (NVI)

Algo muy esencial para entender la bondad que viene de Dios y no del mundo es lo que la motiva. Yo deseo ser una buena persona primeramente para agradar a mi Dios, ¿y quién o qué es tu Dios? Eso lo podrás identificar sabiendo a quien o a que has estado complaciendo todo este tiempo. Al identificar lo que te motiva sabrás qué es lo que ha estado destruyendo lo poquito o mucho que aprendes o escuchas en la iglesia sobre la bondad por medio de la palabra de Dios.

¿Qué mata el mensaje?  Todo lo que te motiva, menos Dios.

IDENTIFICA:
porque querías asistir ese domingo…
porque querías llegar a tiempo a la iglesia…
porque querías cantar bien sus alabanzas…
porque querías ofrendar…
porque querías que ya terminara la reunión…
porque donaste esa cobija…
porque le diste ese consejo…
etc…

Si lo hiciste para quedar bien con tu pareja, amigo, familiar o conocido – Tu ídolo ha sido el/ella. Si lo hiciste para que no te regañaran, por la iglesia, por tu comunidad  – La sociedad es tu freno. Si lo hiciste por pasar un rato, matar el tiempo, presión social, culpa. - No había Dios en lo que hacías en lo absoluto.

Las personas verdaderamente buenas o que practican la bondad saben  que Dios es el centro de todo lo que hacen, dicen y escuchan. Ya sea que sean buenas evangelizando, predicando, ofrendando, o incluso son puntuales… lo esencial de sus buenas acciones están centradas todas en el tiempo y visión de Dios y no en la de las personas.

“…Miren que les escribo de mi puño y letra, ¡y con letras bien grandes!  Los que tratan de obligarlos a ustedes a circuncidarse lo hacen únicamente para dar una buena impresión y evitar ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo. Ni siquiera esos que están circuncidados obedecen la ley; lo que pasa es que quieren obligarlos a circuncidarse para luego jactarse de la señal que ustedes llevarían en el cuerpo. En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.  Para nada cuenta estar o no estar circuncidados; lo que importa es ser parte de una nueva creación…”  Gálatas 6:11-15 (NVI)
Dicha creación eres ahora tu que buscas y practicas la bondad, ya no eres una persona haciendo el bien, sino un hijo de Dios practicando el bien según la medida y motivación de Dios por medio de su espíritu.

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional)