14 agosto 2007

*Predicación 04/8/'07 Invitación rechazada

En Lucas 14:15-24 Jesús nos enseña que dichoso el hombre que come en el banquete del reino de Dios. El hombre de la parábola preparó un gran banquete e invitó a mucha gente, más estos empezaron a excusarse, sin excepción.

- El primero dijo: “acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo, te ruego que me disculpes”. El Señor muchas veces nos invita a comer a su casa y que es lo que hacemos nosotros, empezamos a disculparnos, decimos, Señor hoy no puedo, muchas gracias pero tengo mucho que hacer en mi casa, tal vez otro día.
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-- El segundo dijo: “acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas, te ruego que me disculpes”. Aquí nos hable del afán que tenemos con nuestro trabajo o con nuestro negocio, estamos tan ocupados en nuestra actividad diaria que nos olvidamos del banquete que Dios tiene para nosotros.

- El tercero dijo: “acabo de casarme y por eso no puedo ir”. Aquí el Señor nos muestra que estamos tan ocupados con nuestros sentimientos que nos olvidamos de la invitación de Dios, estamos tan ocupados en atender a nuestro “marido” o nuestra pareja que dejamos a un lado la invitación de Dios.

El dueño de la casa, al enterarse que todos empezaron a disculpase, se enojó muchísimo que dijo a sus siervos, vayan por las plazas y los callejones del pueblo e inviten a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. ¿Porqué invitar a estas personas? Porque ellos no rechazarían una invitación así, era gente humilde, era gente que pasaba hambre, era gente necesitada, era gente marginada que tal vez jamás en su vida habían asistido a un banquete, que no podían rechazar una invitación así. Esto nos habla que hay que ser humildes delante de Dios, y no orgullosos, tengamos cuidado de no sentirnos autosuficientes o que pensemos que no necesitamos de Dios.

Recordemos también la parábola del rico insensato, en Lucas 12: 15-21 Donde Jesús nos enseña que debemos abstenernos de toda avaricia, la vida de una persona no depende de la abundancia de los bienes que posee. Esta parábola habla de un hombre rico que empezó a acumular muchas riquezas para sí, construyó muchos graneros muy grandes para guardar su cosecha, la cual era muy abundante, pero Dios le dijo: ¡Necio!, esta misma noche te van a reclamar la vida y toda tu riqueza de qué te servirá. Jesús nos dice que debemos ser ricos pero en Dios, en obras y buenas acciones.

En Mateo 22:1-14 Jesús nos enseña la parábola del banquete de bodas donde el reino de los cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo; mandó matar sus bueyes y sus reses cebadas, pero dice que los invitados no hicieron caso y se fueron uno a su campo y otro a su negocio.

Que similitud tiene con la primer parábola, en ambas los invitados rechazaron la invitación al banquete de bodas por irse a los negocios y afanes de este mundo, con esa actitud estamos rechazando la invitación de Dios de comer del banquete espiritual que él ha preparado para nosotros, ha mandado matar su mejor “Cordero”, uno sin mancha y sin pecado, a Jesús que es el Cordero de Dios, a través de su muerte es que podemos participar del alimento espiritual, a través de su sangre es que tenemos el perdón de pecados y podemos entrar a la casa de Dios, a través de él es que tenemos libre acceso al Padre.

Dios esta a la puerta y esta llamando y nos dice ven a mi casa, he preparado algo especial para ti, pensando en ti, por amor a ti, quiero estar contigo, porque yo te he comprado a precio de sangre, la sangre de Cristo, ¿Aceptas la invitación de Dios o empezaras a excusarte también.


(Escrito: Pedro G. © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de © Jim Craigmyle/Corbis)