31 agosto 2010

*Predicación 29.08.'10 ‘Seguidores y líderes de Cristo’

Yo he notado tres tipos de personas que se involucran en el llamado de Dios en una iglesia:Las que trabajan bien, las que trabajan mal, y las que no trabajan. Los que trabajan bien o mal estarán siempre demandándole a los que no trabajan para que se pongan las pilas, los que trabajan bien pedirán cuentas a los que trabajan mal, y los que no trabajan se quejaran de los que trabajan mal o incluso criticaran a los que trabajan bien. Pero es momento de romper con ese cerrado concepto de liderazgo, porque no trae nada positivo.

La sola palabra ‘Liderazgo’ dá de que hablar y pensar, llegan a la mente conceptos diversos que definen fácilmente la idea… “- que si esto que si lo otro, que si tiene sus bemoles, que si es una gran responsabilidad, etc.” Hasta ahí todo bien… en un momento llega el llamado de Dios a la vida de una persona pro-activa, y con el llamado llegan también como de rayo un montón de pensamientos y sentimientos ricos en pesimismo, la mente pone en juego las metas personales que se ven amenazadas por el llamado de Dios al trabajo en la iglesia, provocando una explosión de sentimientos que afectan incluso al cuerpo, pasan saliva por la garganta de manera dificultosa, tiemblan las manos o se acelera el latir de un corazón nervioso por el compromiso en puerta… indudablemente el “quehacer” en la iglesia es algo de ponerse a pensar, la mayoría de los files a la iglesia no van más lejos porque prefieren no pensar. En otro extremo, los llamados al liderazgo experimentan también la traición del pensamiento, la ambición por el poder, la manipulación de las personas, la sobre estima de una embestidura, etc. Usualmente relacionamos a un líder con el concepto de santidad, si no somos líderes exigimos perfección a quienes lo son, y si somos líderes exigimos de los demás la comprensión. Pero es mejor olvidarse de esos viejos conceptos, podríamos en su lugar comenzar a disfrutar el sabor del liderazgo que trae generosa sabiduría, múltiples aprendizajes y herramientas de vida que llevan a la paz y a una relación con Dios rica en experiencias. Un liderazgo llevado por Dios conduce a sitios jamás soñados, y un liderazgo llevado por caminos turbios conduce al exterminio del espíritu y el alma, a la mala salud y a la depresión. Si no somos líderes, nos visualizamos en meros espectadores y eso hace que tengamos un concepto de las cosas más bien frío y sin censura, es un lugar en las gradas donde aplaudimos o a abucheamos a los líderes, a los gobernantes, a los administradores, a los maestros, a los jefes, a los padres o hermanos mayores. Ser lidere es de miedo o de flojera, pensamos que un líder puede cometer errores garrafales, puede comprometer su imagen, se debe a la decencia, a la inteligencia y a la renovación, pero sobre todo se debe y se entrega a Dios… y todos esos factores provocan en los meros espectadores miedo y/o respeto, critica y/o alago, flojeras y/o dependencias. Pero si somos realistas, hay que reconocer que la causa de un líder es un objetivo bueno y digno de alcanzar, a donde va la persona o que lo llevo a ser líder es lo que determina ante Dios y su propia conciencia el verdadero rostro de su alma. Sin un certero análisis del llamado de Dios, podríamos llevar la palabra por caminos no planeados a razón del verdadero evangelio, ¿A dónde vas a llevar el llamado de Dios? Por el camino que has trazado y planeado, acaso no lo llevarías ni a la esquina, o tomaras el consejo del maestro, del real sacerdocio que está en Cristo Jesús. Pero no deseo abrumarte demasiado con lo anterior, este sermón está diseñado para enfocar el liderazgo en algo mucho más básico y fundamental que lo anterior. Veremos un ejemplo de liderazgo en la vida de Moisés, y cómo un error invisible para él, fue visible para otro líder que supo dar pie al futuro de la iglesia como hoy la conocemos.

Durante este sermón, me gustaría que visualizaras tu vida en dos lados…¿Cómo sería tu vida siendo líder de una iglesia? Reflexiónalo ampliamente. Todos los pensamientos que llegan a la mente describen claramente las intenciones de tu corazón, contéstate a ti mismo: ¿te ves huyendo de eso... o te ves planeando ideas…? ¿Acaso te ves aprendiendo urgente y vorazmente la sabiduría de Dios o te ves en las bancas de atrás de la iglesia? ¿Te ves con un micrófono, instrumento musical o biblia en las manos… o ves a los demás con esas cosas en las manos? He aquí una respuesta que trae luz, el llamado llegó o llegará indudablemente, ¿será atendido o desatendido? no lo sé… pero, lo importante por ahora es: 1.- que debes identificar cuál es el llamado y 2.- debes saber determinar el número aproximado de personas a las que dirigirás tu trabajo. Tú eres o serás llamado al liderazgo, y la cantidad de personas a tu cargo será lo que varíe con el tiempo o el lugar, algunos serán líderes exclusivos de su vida y de su familia o amigos (as), otros serán líderes de grupos pequeños, otros de grupos mayores. Algunos serán líderes de iglesias con ministerios especiales y otros de iglesias comunes. Lo más bello del asunto es que todos aquí serán líderes. El solo hecho de asistir a una iglesia es aceptarlo de alguna manera, y frecuentar con gusto las reuniones donde se estudia la palabra de Dios es más que eso, es encaminar tu llamado a lugares jamás soñados de la sabiduría, caminos constantes, la fresca y diaria renovación, la salud y estabilidad espiritual y los dones o capacidades del Espíritu de Dios.
Todo eso atrae el corazón de un líder en potencia.

El punto más destacable de un liderazgo para Cristo o su ministerio es determinar la causa, Cristo desea salvar al mundo del pecado, sus líderes tienen como objetivo llevar su palabra a los demás. Como fue el caso ejemplar de Moisés… si leemos todo el capítulo de Éxodo 18 encontraremos un ejemplo de liderazgo incomparable guiado por el plan de Dios. He aquí unos extractos de esos versos: “…Todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo Israel, y la manera como el Señor había sacado a Israel de Egipto, llegó a oídos de Jetro, sacerdote de Madián y suegro de Moisés… Jetro fue al desierto para ver a Moisés, que estaba acampando junto a la montaña de Dios… Moisés salió al encuentro de su suegro, se inclinó delante de él y lo besó. Luego de intercambiar saludos y desearse lo mejor, entraron en la tienda de campaña. Allí Moisés le contó a su suegro todo lo que el Señor les había hecho al faraón y a los egipcios en favor de Israel, todas las dificultades con que se habían encontrado en el camino, y cómo el Señor los había salvado.” Éxodo 18: 1- 8

En este orden, la vida de un líder tiene antes un comienzo y luego un desarrollo y finalmente un deber, o dicho de otra forma, primero es rescatado de la muerte por pecado (es salvo), luego se aparta o separa para Dios tomando como crecimiento y nutrición las enseñanzas y guías del Espíritu Santo y el fortalecimiento del espíritu culmina con un propósito y un fin… que predique a Jesucristo llevando la semilla. Hagámonos a la idea de que esa labor no es solo de un líder, sino que es labor de todo creyente convertido a Cristo, tampoco es labor solo de algunos líderes. La idea de una iglesia donde el líder es un asalariado servidor eclesiástico que se para en frente y da de comer a sus feligreses que se concretan a dar dinero y reflexionar intrascendentemente en lo que se les predica, eso no es realista del todo, aunque ese estilo de vida puede arrojar algún tipo de valores, no construye hermanos(as) en la fe que tengan capacidades de liderazgo propio y menos de liderazgo social. No sabe cómo alimentarse, no sabe cómo resolver problemas, no sabe ni orar ni escudriñar la biblia, no sabe más que abrir la boca y demandar alimento, soluciones, oraciones y resultados... eso es solo un espectador en el mundo, oirás de ellos sola aplausos o abucheos.

De hecho, debemos acostumbrarnos a una idea más realista, los líderes de una iglesia debemos serlo todos, en este punto deseo diferenciar entre líder y administrador, si bien la iglesia no debe verse como una empresa, cada parte tiene su labor en ella y la naturaleza de su labor define su acción. Este es solo un tipo de liderazgo que resulta práctico. Si lo visualizáramos de manera gráfica, veríamos que es como un ruedo, los participantes son los toreros que se lanzan al ruedo, y vencen con destreza ejemplar al cornudo, los espectadores son los que prefieren mirar y no meten un pie al ruedo. El líder de una iglesia mira su corazón y se involucra de corazón con los demás, porque el Espíritu Santo le dicta esas acciones, un administrador se concentra aparte en las cosas prácticas para la organización de una iglesia física. Pero hay un lugar para todos en una iglesia, y dependerá de ti y de tu relación con Dios y con los demás definir ese estatus, sea que sepas o no tu lugar en la iglesia, al menos debes saber que si eres de Cristo, tu liderazgo existe desde en ti y para ti y desde en ti hacia fuera. Así es, sin tu percibirlo, mucha gente hace caso de tu ejemplo, pone atención en lo que dices o escribes, se fija de quien eres amigo y de quien no, determinan de ti un lugar en la iglesia, y pasan desapercibidas múltiples lecciones de vida que alimentan las decisiones de otros. Pero de nuevo lo digo, no deseo abrumarte con ese aspecto tampoco.

Muchos miembros de iglesias no se visualizan como líderes, dejan cargas a otros miembros de sus iglesias o dejan el trabajo evangelístico a personas que según ellos están preparadas para esa labor. ¡Imagínate si Moisés hubiera pensado igual! Y mira que no la tenía nada fácil, en cambio nosotros que gozamos hoy de plena comodidad, conocimiento a la mano, facilidad de transporte, accesibilidad de medios… nos atrevemos banalmente a rechazar liderazgos en Cristo, decimos que somos seguidores de Cristo, a veces de cerca a veces de lejos… pero jamás en pleno liderazgo. Cuando no nos visualizamos como líderes de nada, ni de nuestras vidas siquiera, sentimos un vacío, y lo llenamos con algo, lo que sea… el asunto es no sentirnos aburridos. Algunos somos muy capaces de substituir el liderazgo en Cristo por cosas del mundo, por gente que estimula y motiva mejor lo que deseamos tener o hacer. Moisés pudo seguir siendo un rey, y quedarse a disfrutar de sus riquezas, de su familia y de su país, sin embargo el es un caso perfecto de liderazgo, muy común al de Jesucristo… fue tomado por Dios en su plan que se ejecutó paso a paso (conocemos la historia: un hombre que había perdido su mismísimo origen, su nación, despojado de su reino, perdido y puesto en las peores de las circunstancias… toma como líder la voz de Dios y cumple sus mandatos, logra ejecutar el poder y voluntad de Dios de manera impresionante y sobrenatural, cumple como liberador del pueblo judío, y también es capaz de trasmitir la voz de Dios a su pueblo, dando sus mandamientos). Podemos comparar el caso con Jesús, y son muy similares…¿Podríamos comparar tu caso personal con el de ellos? Tu reino es tu vida, tu nació es el mundo, obedecer el llamado te colocará en cierta forma en una sitúan precaria o contra el mundo, eres tomado por Dios, sigues sus ordenanzas, y finalmente logras ejecutar su poder y voluntad.

Hay gente que es líder de su vida, es líder en su casa, es líder en su trabajo o escuela, es líder en la iglesia… también hay gente que carece de alguno de los anteriores. Donde no es líder se apoderará de un liderazgo, o si fracasa en algún aspecto de su vida, reclamará frustrado un espacio que alguien le arrebató. Y sigo abrumándote… mejor sigamos con el esquema positivo: Si el liderazgo que llevas actualmente, en tu vida, familia o iglesia no es motivo de alegría, esa es una señal, un aviso que te debe llevar a revalorar en lo que haces, aun mas en la iglesia, pues es una bendición ser seguidor y líder de Cristo, si en cambio crees que es una maldición, o que es algo de ponerse a pensar, pues algo está mal. Ubícalo de la siguiente manera: De parte de Dios tenemos salvación y una labor que hacemos por amor, voluntad y sentido común, su plan de salvación es motivo de gran alegría y gozo, la promesa es que seremos llevados a lugares eternos, de paz, amor pleno y ninguna necesidad. Tal magnitud de salvación es digna de un servicio integro, de reconocimiento y alabanza. En el caso de los judíos, Jetro, el suegro de Moisés daba muestras de alegría por la liberación del pueblo. “…Jetro se alegró de saber que el Señor había tratado bien a Israel y lo había rescatado del poder de los egipcios, y exclamó: «¡Alabado sea el Señor, que los salvó a ustedes del poder de los egipcios! ¡Alabado sea el que salvó a los israelitas del poder opresor del faraón! Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses, por lo que hizo a quienes trataron a Israel con arrogancia. Dicho esto, Jetro le presentó a Dios un holocausto y otros sacrificios, y Aarón y todos los ancianos de Israel se sentaron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.” Éxodo 18: 9- 12

¿Qué sigue luego de la liberación y nueva vida? Sigue la toma de poderes… el liderazgo.En lo que leemos, luego de las hazañas logradas, Moisés tubo a su tutela miles de personas, el atendía sus problemas caso por caso personalmente, el pueblo esperaba y formaba línea, y Moisés daba su consejo. Ahora bien, la Biblia nos muestra un estilo de liderazgo que Moisés adoptó, pero al final del día era obvio que no terminaría con los asuntos y necesidades de la gente, así que día con día llegaban en línea a pedir, pedir y pedir… tal demanda estaba sobre estimada. “…Al día siguiente, Moisés ocupó su lugar como juez del pueblo, y los israelitas estuvieron de pie ante Moisés desde la mañana hasta la noche. Cuando su suegro vio cómo procedía Moisés con el pueblo, le dijo: —¡Pero qué es lo que haces con esta gente! ¿Cómo es que sólo tú te sientas, mientras todo este pueblo se queda de pie ante ti desde la mañana hasta la noche? —Es que el pueblo viene a verme para consultar a Dios —le contestó Moisés—. Cuando tienen algún problema, me lo traen a mí para que yo dicte sentencia entre las dos partes. Además, les doy a conocer las leyes y las enseñanzas de Dios.” Éxodo 18:13-16

Jetro sugiere a Moisés una nueva forma de liderar: —No está bien lo que estás haciendo —le respondió su suegro—, pues te cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo. Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios te ayude. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen. A ellos los debes instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir. Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. Serán ellos los que funjan como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la carga, porque te ayudarán a llevarla. Si pones esto en práctica y Dios así te lo ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa satisfecho… Moisés atendió a la voz de su suegro y siguió sus sugerencias… Más tarde Moisés despidió a su suegro, quien volvió entonces a su país. Éxodo 18: 17-27

Este es un modelo de liderazgo incluso adoptado recientemente por grandes empresas con objetivos lucrativos, como iglesia podemos adoptar dicho patrón, solo que hay que observar con cautela algunos puntos importantes. Uno es que no somos una empresa y que no somos una iglesia que ambicione deseos comunes al mundo. Otro es la delegación, vemos que no cualquiera es nombrado, sino que debía elegir gente capaz y temerosa de Dios, que aman la verdad y aborrezcan la avaricia y por sobre todo lo anterior esta el hecho de que debían ser entrenados en la ley de Dios y sus enseñanzas, lo que nos lleva a nosotros como cristianos a comprender la figura de Cristo y la gracia de Dios, visto así no es tan difícil delegar, lo complicado es encontrar apoyo de personas que deseen aprender y trabajar. Dios hace el trabajo sencillo—: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente. Después añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades. Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado. Hebreos 10: 16-18 / ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? —"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente" Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Mateo 22:36-40
Dichos factores de entendimiento bíblico son los que dan pie a una capacidad de liderazgo. Si son buenas las intenciones de un líder, este se concentrará también en la obediencia. La ley de Dios es algo que se escribe en la mente, no es conocimiento general de los creyentes.

Ahora bien, al comienzo de este escrito les decía que todos somos llamados a ser líderes, y mi propuesta, (más corta que la de Jetro) es que consideres antes de todo ser líder de tu vida, es decir… si permites que el espíritu de Dios reine y guíe tu vida, aprenderás a tomar decisiones por ti mismo sin la ayuda constante de tus líderes, tú aprenderás muy pronto a tener dominio propio, amor y otras muchas cualidades y valores importantes para un cristiano, sea o no que llegues a ser un líder, al menos facilitaras mucho la obra de Dios al tomar tú el dominio de tus acciones, emociones y deseos. Con una vida correcta se es líder indirectamente de quienes te observan, con tu familia o tus más allegados, o tus conocidos o gente de la escuela o trabajo. Dentro de la iglesia el liderazgo va mas allá que el buen ejemplo, pero es consecuencia de lo anterior. Ahora bien el consejo de Jetro para Moisés fue delegar con instrucción, quien decide tomar un tipo de liderazgo dentro de la iglesia, debe saber que es importante respetar el pacto con Dios. No importa realmente si tienes a tu cargo a una persona o a una docena o a cientos o miles… si en tu corazón guardas los decretos de Dios, sabrás que es primordial. La sabiduría esta ligada con la palabra de Dios, solo basta leer los proverbios para confirmarlo.
El siguiente es un verso que compartí muchos días atrás de que terminara esta palabra sobre el liderazgo y el ejemplo de Moisés y su suegro Jetro, y descubro y confirmo con alegría el mensaje que Dios me envió, el cual resume en lo que sigue: - Fíjate bien, si haces tuya la palabra de Dios y atesoras sus mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino; la sabiduría vendrá a tu corazón, y el conocimiento te endulzará la vida. La discreción te cuidará, la inteligencia te protegerá. Proverbios 2:1-11

Finalmente me quedo con una idea concreta, los seguidores y líderes de Cristo son personas honestas, llevadas por la guía directa de la sabiduría de Dios, con un grado de inteligencia suficiente para discernir cada paso con cautela, han entendido la equidad y la justicia no como el mundo la entiende, no por una necesidad… sino como Dios la decreta. Son personas contentas con su trabajo, son cristianos que se alegran en el camino, con fuerza, seguridad, valentía y determinan así mismos decisiones centradas en una visión mayor a la propia.

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)