23 septiembre 2010

*Predicación 19.09.'10 ‘Por lógica Dios’

Si calculamos bien en las palabras de Jesús, podemos ver inteligencia, otros la llaman sabiduría, para mí su elocuencia peculiar al predicar es excepcional, para mi tiene tanta lógica. Mucha de esa lógica se reflejaba en la forma en que le hablaba a cada cual según lo merecía, si era a los pecadores les hablaba de perdón, si era a los esposos les hablaba de unión, si era a enfermos de su sanidad, si era a los pobres les consolaba con su reino, si era a los niños les bendecía, si era a los malvados les reprendía, aunque fueran a retarlo o tentarlo los fariseos, les denunciaba. Hoy Dios continúa hablando, pero es ahora a nosotros, y es posible que nosotros seamos de todo eso y más: A veces nos comportamos como inocentes niños, otras veces pasamos por pobrezas, en otras ocasiones pasamos enfermedad o dolor, hemos sido solteros y hemos experimentado la unión en pareja, algunas otras veces nos vemos como malvados legalistas, incluso somos capaces de actuar como adolescentes berrinchudos, nos atrevemos a tentar o a instigar a los demás con la Biblia. Sin embargo… esas han sido zonas de riesgo para todo creyente, a todo momento que experimentamos cosas buenas o malas, nos guía una voz, una lógica… ¿Nos ha acompañado la voz de Dios en esos casos? que al reconocer su ordenanza, su consejo o advertencia… nos callamos, nos esperamos, la obedecemos, nos levantamos, nos hace crecer. Por lógica, en quienes la escuchan debe aflorar ese progreso inigualable, eso te identifica como de su pertenencia, eres cristiano. Es tanta la sabiduría de Dios, su lógica ha pensado en todo y no requirió de todos los tomos o libros de la época.

¡Imagínate! El ministerio de Jesús duró solo tres años en tierra, en sus enseñanzas estaban las lógicas de Dios, cosas que su Padre lo mandó a decirnos, a anunciar principalmente su plan, dio sermones memorables, dio instrucciones a los apóstoles, supo comunicar una palabra tan densa pero comprimida en la lógica de una sencilla parábola, vio en el ser humano un sentido de comunidad, fue capaz de denunciar las irregularidades a los fariseos y maestros de la ley, vino a darnos el pan de vida, el agua viva, y su voz es muy clara para sus ovejas.

Una cosa que llamó mi atención por unos días fue la parábola del funcionario que no quiso perdonar, la leí y es tan lógica su enseñanza: -dice de un rey… que en el momento de hacer cuentas, llama a un hombre, funcionario… si, pero endeudadísimo y sentenciadísimo a pagar pero ya, con esclavo, esposa, hijos y lo que fuera. Después de rogar se le perdonó la deuda y se le dio la libertad. Pero al salir se topa con un compañero que le debía una pequeña cantidad, este estrangulándolo le pedía que pagara. Al rogarle al funcionario una prórroga, este no se la da y lo hace encarcelar. Esa acción enfureció tanto al rey que ordenó el castigo y la cárcel hasta que pagara. (Léela completa en Mateo 18:23-35)
Este es el tipo de lecturas que entendemos con relativa sencillez, (el perdón es algo tan valioso y tan inmerecido, que no perdonar a otros que nos lo pidan sería ilógico para Dios)
Aunado a ese tema sobre la lógica de Dios estaba el siguiente verso sobre el divorcio (Mateo 19:1-11) Llamó mi atención la lógica de Jesús al tratar el tema, siendo posible la separación de una pareja solo bajo circunstancias excepcionales… Para determinar esas circunstancias hay que usar la lógica, pues nos toparemos en disyuntivas modernas, y aplicar en todo una lógica clave. ¿Pero cuál lógica? Pues la de Dios, la que leemos en su palabra y que interpretaremos con dones espirituales.

No tenemos por qué estar confundidos, perdidos o desorientados. Para seguir esa lógica debemos reconocer su voz.
Estaba muy determinado a tratar estos temas para ustedes, pero la lógica de Dios me movió a otros versos. ¿Cómo entender el perdón o la separación? Se fijan que en el evangelio de Mateo estos temas están juntos. El perdón seguido de la separación, suena a algo “sano.” El orden de Dios es lógico y sano, indudablemente para provocar el bien, (ejemplo de una situación dolosa o de repudio: veo, vivió, experimentó, juzgó lo bueno, desechó lo malo, disculpó y me separó.) lo contrario es: “…la separación primero y al final las disculpas por las canalladas…” Hagamos las cosas con orden.

La lógica de Dios es muy bien resumida en la boca de Jesús, mi interés por descubrir algo más en su palabra me llevó a otro libro, en Juan 10:1-5 »Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa y se mete por otro lado, es un ladrón y un bandido. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas.

Su palabra nos cuenta que somos como ovejas, nos basamos en el hecho de que no nos pertenecemos, sino que somos de Dios, y que lo que hacemos es por medio de su poder. Dicho concepto es difícil de entender o asimilar para muchos, pues todo tenemos un sentido de pertenencia propio, un concepto aun mas difícil de entender que el anterior es el hecho de que si no somos del Señor, ni somos de nosotros mismos, somos de algo mas… de quien nos ha robado por maldad.
Que importante es reconocer su voz, y saber diferencias en estos días de mensajes ajenos, pintados de evangelio. Si no somos de Él, seremos del ladrón, al salir del cómodo redil, por palabra, por aliento, por ayuda o comida diremos antes de dar un paso afuera: “-¿Dónde está el lobo?... ¿Diríamos eso por inseguridad? Porque estamos confundidos, desorientados… perdimos el rastro. Diremos: - ¿Dónde está Dios…? ¿Dónde está el buen pastor?... ¡A penas lo escuchaba hace unos minutos que salí de la reunión de oración¡… ” ¿Qué paso?¿Dónde estoy?
Pon atención, escucha la voz de Jesús, ¿Le reconoces...? Mucho oído hermanos (as), si no somos de Él no reconcomeremos su voz, seremos engañados por cualquier mensaje o persona, aun seremos atrapados por carismáticos representantes de su ministerio, aun podríamos cambiar su plan por metas bien intencionadas, por llamados ilógicos. Pero cuando estés frente al hocico del lobo, la inconsciencia o la falta de conocimiento no te justifican ante su plagio y apetito. En cambio si eres de Dios, ante Él te justificara una perfecta e intachable conciencia de pertenecía. Sus hijos(as) no pasan peligros, desconfianzas ni corrupción, ni seducción, no son engañados porque escuchan la voz de su guía. Juan 10:5 Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras.

En esta parábola la lógica de Dios se asoma impresionantemente, es tan fundamental que sea entendida por el bien de todos los que la escuchan, que Jesús mismo debe explicarla con lujo de detalles:

Juan 10:7-10 «Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.
Más claro no pude ser, Jesús mismo se da a conocer como el camino seguro al buen pastor y padre celestial, nosotros somos las personas que tenemos libertad de ir en busca de su palabra y regresar salvos y con plena abundancia, porque nos guía y da seguridad el pertenecer a Él. También Jesús tiene la potestad de denunciar que en el pasado no fue así, sino que la intención del mal era el robo movido por intereses personales o la corrupción, lo que causaba el disgusto de los judíos que deseaban incluso apedrearlo, pues no lo consideraban el Mesías, sino un endemoniado… y vemos en ello el efecto que tiene el no distinguir la voz correcta, ya que seguían ellos el mensaje corrompido entonces. Eso entristecía a Jesús, era ver con sus ojos como el ladrón se llevaba a las personas, y las manipulaba a su antojo. “- a los suyo vino y no le recibieron…” pero a la vez la esperanza nacía al ser Él el portador del mensaje de Dios por medio de su voz. Una lectura de este evangelio que sobrevive hasta hoy nos brinda grandes bendiciones. Sus sacrificios no fueron en vano. ¿Hemos presenciado también nosotros como el ladrón se lleva a las personas? con atracciones pasajeras, con mensajes alucinantes, con disfrazado amor humanista. Lo hemos visto aun en personas que amamos, en amigos, en familiares, en hermanos(as) de la fe. En este punto debemos saber reconocer la voz del buen pastor, llamándonos a cada uno por nombre y dictándonos al oído la lógica del Padre en lo que debemos hacer, hacia donde debemos ir, a donde no ir y por donde regresar. Y otra cosa es recocer lo que somos, quienes son los que trabajan en su ministerio y quien o que es el ladrón.

Continua la escritura en Juan 10: 11- 15 …Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas. »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
El encargado del rebaño no es el pastor en esta parábola, el trabajador voluntario o asalariado servidor de un ministerio se reflejan en este mensaje como un ser humano, que no solo no es perfecto, sino que no sería capaz de dar la vida, ni su tiempo o trabajo, ni su dinero, ni su futuro o bienestar por alguien más… Por lo que nos advierte a no poner de lleno la confianza en los servidores, porque ellos o nosotros fungimos solo para facilitar el acceso a Jesús, que te da entrada al Padre, pero en circunstancias poco favorables o vánales somos capaces de abandonar la iglesia con diversas excusas. Nos lávanos las manos fácilmente, y borrón y cuenta nueva, no sentimos absoluto remordimiento por las personas que dejamos o por las que a futuro podríamos ayudar. Sin embargo si podemos confiar plenamente en Jesús, que dio su vida por nosotros, a Él le pertenecemos, no a nadie más, el jamás nos abandonará y mucho menos cuando se acerque el lobo. Así que no te separes ni un día de su voz, porque nadie pondrá las manos al fuego por ti.

Termina el pasaje en Juan 10:16 y 18 …Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre.»
Amor es lo que destila de estas últimas frases, tanto del Padre como de Jesús, quien nos comparte que es libre de dar su vida por nosotros y que el Padre por ello lo ama, y que tiene el poder o potestad de recuperar su vida. Les comunica a sus seguidores de la época que hay más gente adelante, a futuro… que también debe ir a rescatarles. Esos somos todos, ¿Fuiste tú un día el rescatado… lo será mañana otro también? No lo sé.

Podría ser que si, no lo sé a ciencia cierta. Por mucho que tengamos ahora este mensaje de Juan 10 que leímos y que entendimos con plena claridad, el deseo humano se mueve de maneras volátiles, es como la bruma en la mañana, un día dice que sí y otro día que no. Un día mí pasión en la puerta del rebaño es tal que mis ganas están al 100 por ciento, y otro día sería capaz de tirar el rebaño por la ventana. Por ello tal vez la Biblia advierta: “- que muchos de ellos son llamados, pero pocos los escogidos…”
El caso es que todos tomemos el lugar que nos corresponde y en el cual somos llamados. Dios tiene su lugar, Jesús ha tomado su lugar… los trabajadores también… si faltara que las ovejas aun no escuchan la voz del buen pastor, serán robadas indudablemente. Y somos tan testigos de eso como lo fue Jesucristo.
Nos resta tomar especial cuidado en el mensaje que debemos dar y oír: Con seguridad… si, pero también con guía divina, con firmeza y autoridad… si, pero también con cautela, amor y empatía, con liderazgo… si, pero también con humildad. Con dominio propio… si, pero sujetos también a su guía y voz inconfundibles. Escuchado su voz, por lógica Dios no nos abandonara jamás.

DLB

(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)