31 enero 2011

*Predicación 23.01.2011 'Amigo de Dios' (segunda parte Mi propósito en el Mundo)

1ª Juan 2:15-17 No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre sino del mundo. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. / Santiago 4:1-5 ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones. ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. ¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros.
Un "amigo" jamás nos habría enviado a su primogénito a liberarnos del pecado mortal, cuando Jesús realizó su servicio en la tierra, partió para que fuera el Espíritu Santo quien nos daría a conocer dicho mensaje. Por duro que parezca, millones de personas no saben o entienden este sencillo mensaje, aun más terrible es que miles de creyentes actúen como si esta amistad no mereciera respeto, se hacen de la vista gorda cuando actúan deliberadamente buscando sus propósitos y los encubren diciendo que son propósitos de Dios. Negociamos y acordamos cierto número de actividades diarias que nos ponen en enemistad con Dios. Ya sea por ignorancia, por torpeza o por maldad… los seres humanos en general tendemos a pecar por causas mundanas, por supuesto que las justificamos como buenas o normales, de otra manera no podríamos salir a la calle o meternos a la iglesia con la cabeza en alto, la vergüenza del pecado y la desnudez de la torpeza es ahora disfrazada con buenas acciones. Pecados como idolatría, hechicería, mentira, robo y enemistades… son hoy actos nombrados con otros títulos a fin de satisfacer el caprichoso deseo personal de cada uno de nosotros.

Como los propósitos que tenemos o formulamos, nos ponemos serios y reflexionamos: “Este año será diferente, lograré lo que antes no pude lograr, seré mejor cristiano, trataré a las personas con amabilidad, sin juzgarlas, haré por participar más y mejor en los ministerios a los que he sido llamado, veré por los pobres, daré más de lo que di el año pasado, veré por los débiles, veré por los inconversos, veré que no falte nada, tomaré esta terapia que tanto me hace falta, hablaré con las personas que he ofendido o me han ofendido, me pondré de rodillas y oraré por los enfermos, cambiaré tantas cosas… y este propósito lo llevaré a los pies de Dios. Después de todo, a eso vine al mundo. Estos propósitos van muriendo durante el año, por ignorancia, tontería o maldad, no pasan la prueba o sello de autenticidad… eran deseos plantados y meras expresiones mundanas.

¿Nunca has pensado que ese sano propósito puede ser solo un deseo que pudo nacer de parte del mundo? Cuántas veces hemos perdido el tiempo en distracciones mundanas, podemos tener un estimado muy claro, pero se nos escapa que el mundo es más intrincado de lo que te imaginas, el maligno es más astuto de lo que pudieras adivinar, el hipnotismo social o letargo en el que estamos inmersos y perdidos nos hace adoptar del mundo todo lo bueno y lo malo, pero al fin de cuentas todo en el mundo es malo, porque nada de lo que hay en el proviene de Dios. No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre sino del mundo.

En la primera parte de este sermón, (leer aqui) vimos como Dios te ofrece su amistad abiertamente, y advierte con justa razón que no puedes mantener esa amistad si continuas construyendo amistad con el mundo. Tu amistad con Dios es el mejor recurso contra el engaño y manipulación del mundo.
¿Nuestro propósito en la vida? Decíamos que tenemos necesidades espirituales, trabajar o comenzar a trabajar en base al propósito que Dios nos encomendó como cristianos, y decíamos que las respuestas a esa pregunta no estaban bien colocadas, porque estábamos respondiéndolas según lo que el mundo nos predicó, según lo que algo nos hizó pensar.

Lo que entendemos por actividades meramente mundanas nacen de una visión banal y pasajera, pero altamente atractiva, tentadora y tan engañosamente disfrazada que la podemos ver incluso como buena. Como raza humana no tenemos remedio, los que buscan la paz la logran con guerra, los que buscan terminar con la pobreza no serían capaces de dar todo lo que tienen, los que hablan y asisten a las iglesias no practican lo que predican, el evangelio de Jesús ha sido diluido y reducido a una mera práctica social y religiosa, todos desean un mundo mejor, pero no podemos abandonar nuestras costumbres citadinas. Es decir, propósitos tenemos… y muchos, pero ninguno de ellos viene de Dios, sino del mundo.
Por lo mismo el propósito que nos hace adoptar el mundo es relativo, tan relativo como buscar el bienestar en las cosas materiales, sin importar por sobre cuántos pasamos encima en este mundo competitivo, buscaremos el bienestar espiritual sin importar la fuente de dicha meta.

Ahora que sabemos cómo ser amigos de Dios, podemos adéntrarnos más a esta amistad y cosechar una sana relación con Dios y con mis semejantes, también podemos eliminar de nuestra “amistad” con el mundo (que es más bien una sociedad o arreglo perecedero) las cosas que nos alejan de Dios, detectar y eliminar las cosas que nos separan de sus propósitos (imperecederos), del ministerio o servicio al cual estamos encomendados, buscando con determinación una honesta capacidad fundada en Cristo, sostenida en sus mandamientos y construida con la ayuda de su Espíritu Santo.

En esta segunda parte de este sermón, veremos más a fondo en el propósito que tenemos en el mundo y como choca con el propósito que tenemos con Dios, el asunto radica en algo muy fundamental para todo cristiano, Dios... tu amigo más cercano sabe que tú paso por este mundo no solo es pasajero sino también fulminante. Acompañarse de Dios, en calidad de amigos, es una fuerte ventaja crucial para pasar desiertos y hambres que nos provocara el maligno.

Lucas 4: 5-8 “…el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. -Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. Así que, si me adoras, todo será tuyo. Jesús le contestó:—Escrito está: "Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él." En el mundo se nos predicó lo mucho que se le debe necesitar, plantó en el deseo humano el anhelo de cosas, personas, formas de sobrevivir, tácticas de defensa, técnicas y filosofías propias… ¿Qué nos llevó a creerle al mundo? Se aprovecha del vacío emoción, de las carencias monetarias, promete llenar rápidamente nuestros vacíos con mensajes suaves. Esto en personas que no han sido llenas ya por el Espíritu Santo, el cual rebosa en plenitud en quienes han decidido seguir a Cristo.

Identificar cuando Dios nos habla y cuando el mundo nos habla, cuando lo que llega a nuestras mentes es una definición que nació naturalmente de Dios o cuando fue una construcción mundana. (Ejemplo: vimos la sensación que tenemos al ver la creación de Dios, nos hace sentir algo… ese algo que sentimos viene de Dios, pues sus cielos cuentan y hablan de su gloriosa majestad, en cambio cuando recibimos un alago o contemplamos nuestras creaciones, o somos criticados, esas son sensaciones mundanas)

Si no lo crees, dime, ¿Qué o quién ha plantado un sentimiento en las siguientes apreciaciones?
“El mero placer de sentirse útil, la sensación de creerse uno bueno, la placentera comodidad de ir a una iglesia cuando tenemos ganas de vomitar culpas o remordimientos, las elocuentes formas que encontramos para justificar que no deseamos compromisos con Dios, porque son ya muchos los compromisos con el mundo, lo que en el mundo se vive es bueno, relajante, trae un precio y un pago que se cosechan abiertamente con trabajo honesto o deshonesto, las consecuencias de una vida mundana y moderna son evidentemente y descaradamente ignoradas, el mundo tiene en su abundante enciclopedia cientos de opciones de superación personal y social, hay un remedio casero, hay una solución profesional y correcta para todos tus problemas.”
El culto humano y el mundo, son tan efectivos que se han perfeccionado en su evolución, que incluso la iglesia o la religión a su lado le quedan pequeñas.


Nuestro propósito en el mundo e incluso en nuestro ministerio debe ser definido solo por el mensaje de Dios, cualquier otra ambición, aun como iglesia es meramente mundana.
“de que el sirve al hombre ganarse el mundo entero si se pierde así mismo…” fíjate bien: Tu propósito en la vida basado en el mundo, reforzado y afirmado con sus sutiles técnicas emocionales, de necesidad y apego nos alejan de una realidad espiritual, de Dios y de su propósito para nosotros en la vida. Otra escritura nos dice: No os amoldéis a este mundo… Esta escritura es una advertencia de lo anterior, una vez que me ajusto a la sutileza o ferocidad del mundo, estaré inmerso en su mentira. Por lo que no podemos amoldar el ministerio, ni el evangelio, ni la iglesia a proyectos o ideas solo porque suenan buenas. Un manojo de personas se ha acercado a esta iglesia con la buena intención de hacer las cosas bien, sabemos que fueron movidos solo por propósitos mundanos, ya que sus frutos los han puesto en esa evidencia. Lo digo como ejemplo y testimonio al leer: “…la Escritura no dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros.” Nuestra amistad con Dios nos cuida en todos los aspectos posibles, aun de propósitos buenos y loables, pero mundanos, no enfocado ni pasados por fuego.

¿Cómo identificar con claridad un propósito mundano de un propósito espiritual? Hay varias formas, la motivación da una idea de tus intenciones, lo que deseas recibir a cambio de un servicio (reconocimiento), las críticas (buenas o malas) afloran el carácter de tu actitud y delata trasparentemente tu deseo, los frutos de un trabajo, los resultados después de la prueba son una máquina del tiempo para un ministerio, el fuego es generoso con los que aprendemos rápido y las experiencias son lentas, cíclicas y repetitivas para los que aprenden solo a “golpes.”

Un análisis o reflexión mental nos pueden llevar a lugares humanamente lógicos, pero cuando el Espíritu Santo te hace pensar y ejercitar lo que nos dice es un propósito, no un deseo o idea.
Su lenguaje no solo nos indica sus propósitos para nosotros, también te advierte cuando un propósito ajeno o no predicado por Dios desea substituir su llamado.
Hagamos un ejercicio sencillo… una simple pregunta que nos hacen con frecuencia:
¿Qué te hace ir a la iglesia?
- Lo primero que viene a tu mente es tu deseo personal (tu mente de creyente, rechazará esa opción y buscará otra respuesta)
- Lo segundo que te viene a la mente es lo que haz aprendido, definiciones ajenas, prestadas o escuchadas de afuera.
- Lo tercero que puede llegar a tu mente es una reflexión final y definitiva. Tan radical y determinante que regresaras a una de tus dos ideas previas.
Puedes hacer este “test” si lo desea, para el llamado o pregunta que te tiene indeciso, inactivo o dudoso, no importa en qué nivel te visualices actualmente, todos navegamos por esos tres conceptos, llegará el momento en que le entregues a Dios en una oración dispuesta esa respuesta.

Un predicador, pastor, líder o guía espiritual te pueden asistir para buscar tu propósito en el mundo, pero debemos entender que solo tú con Dios puede encontrar ese propósito o llamado, será uno que fue diseñado especialmente para ti que no eres una copia robótica, ni un miembro tradicional de tu iglesia alma mater. En cuanto a tu propósito mundano, debemos olvidar y hacerlo a un lado ya que es solo un oasis, pura arena del desierto que hacía las veces de alimento espiritual. No confundas tu actividad en el mundo con tu propósito en el mundo, cada una tiene su lugar y tiempo ideal. Si por alguna razón Dios te hace modificar o cambiar ese orden, presta toda tu atención a identificar bien, si es que aceptas su llamado.

Ahora bien, debo aclarar que Dios habla hoy, y que lo hace de manera personal, mi opinión o la de cualquiera que predica de las escrituras de Dios es válida más no definitiva, lo digo porque tu propósito en el mundo puede ser diferente al mío o al de tus hermanos en Cristo, en efecto vamos al mismo lugar y seguimos la misma meta… pero el tiempo de visita que pasamos aquí en el mundo es asunto personal. La única y valiosa aportación que se ofrece es de advertir que el mundo en si también ofrecerá una opción más y que estará también disponible todo el tiempo que pases en esta vida.

El mundo lanza sus cartas contra nosotros y Dios ofrece una opción que le parece ilógica.
Ha formulado un resumen simple de eso:
“El mundo es lo máximo y la iglesia es aburrida.”
- Podemos pasar de 3 a 7 hrs. en un antro o fiesta y no aguantar 2 a 3 hrs. en la iglesia.
- Llegamos temprano, pagamos y hacemos fila para el cine a ver una película donde admiraremos a los protagonistas, y llegamos tarde a la iglesia, donde ofrendar es dudoso, y peleamos por el protagonismo.
- Hay opciones médicas, psicológicas, filosóficas y religiosas sensacionales que comparadas con la iglesia deprimente, castrante y dominante resultan geniales y “muy padres.”

Si, “aquí estamos pero no somos del mundo,” ¿Qué piensas de estas frases:
“No sé qué haría sin el trabajo que tengo” “De buenas que me pagaron hoy, porque si no estaría en la calle” “De no ser por ustedes, no tendría amigos” “Adoro la compañía de mi pareja” “Sin ti no soy nada” “El es todo mi mundo.” Dirás que solo son frases que se dicen al aire, pero en esencia son declaraciones mundanas, afectivas si… pero meras necesidades mundanas. Cuando dices que algo o alguien es todo tu mundo, estas totalmente imposibilitado de alcanzar cualquier meta como cristiano, declarar que no iríamos muy lejos sin lo que tenemos o deseamos es negar la bendición de Dios.

Cada año nuevo, el mundo incluso nos hace decretar propósito de año nuevo. ¿Cuántos de esos propósitos están centrados y consagrados al propósito mayor?
Un pasaje como el de 1ª Juan 2:15-17 contiene una palabra clave… “amor” simple palabra que debe ser ubicada en acciones dirigidas a Dios primeramente.
“No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.”
Si lo que deseamos para este año es tan intenso, observa bien en tu deseo… ahí está el amor a lo que deseas, retiremos la palabra “amor” y ubiquémosla hacia Dios, nuestro amigo. En este mensaje hay protección y una promesa: El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Más duro y directo es el aprendizaje y consejo en Santiago 4:1-5 “Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios.”

Todas estas escrituras que nos advierten de hacer amistad con el mundo exponen un riesgo, de cómo el mundo afecta al espíritu.
Lo que eres y aun lo que deseas para este año afectará enormemente tu vida, más de lo que te imaginas, afectará en tu comportamiento, muchos de esos deseos y propósitos están basados en los que el mundo espera que desees…

Desiste por un momento de esos propósitos, sin temor a perder algo, busca en oración lo que realmente deseas, si no lo sabes…. Te aseguro que Dios si lo sabe.

Si no eres libre, sino que estas controlado al ritmo de los tambores que dicta el mundo, lo que está de moda, lo que es correcto e incorrecto según sus estándares, eres víctima del melodrama televisivo, de la frivolidad de las revistas, del vacío de la soledad, del despilfarro de la ostentosidad. Has perdido el sentimiento natural que Dios da en su creación, en el mismo, en los verdaderos amigos, en la verdadera iglesia, y te has inclinado a satisfacer los deseos según el mundo, te has inclinado para adorar a otro Dios… por eso la enemistad con Dios será evidente, no a tus ojos, pero si a los ojos de tus amigos (Dios y los demás.)
Por eso la enemistad con Dios, no se puede cumplir la promesa de vida eterna si tus deseos y propósitos están fundados en el mundo, ya que es perecedero.

Podemos terminar con una sincera oración:
- Señor, esto que deseo para mi, esto que deseo para mis hermanos, esto que deseo para esta iglesia… ¿Será también tu deseo? Te pido que des respuesta a mi propósito, hazme saber con claridad si ese deseo nació para satisfacer mi razón, mi orgullo, mi ego, mi dulce y humilde bondad, o a nacido porque escucho tu espíritu…
- Señor, si aun no encuentro mi propósito en el mundo… hazme saber si tengo uno, si debo tener uno, si es tu voluntad para mí que lo tenga… y si me será dado por tus manos.
- Señor, que no niegue tu voluntad para mi si ya conozco mi propósito. Que no los disfrace, lo confunda o manipule el mundo. Que se cumpla la misión limpiamente, con respeto, amor y dedicación. Amén.


(Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)