06 febrero 2009

*Predicación 25.01.'09 ‘Dios te conoce, pero... ¿conoces tu a dios?’


Juan 3:3 -4 …Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. Dísele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?


Recuerdo una anécdota que nos contó el pastor de la iglesia del Castillo que un hombre había leído la Biblia siete veces y podía recitar de memoria varios pasajes, Era parte de su ejercicio diario de estudio de las Escrituras. Entonces pues estaba lleno de conocimiento de la Palabra.

También tenia un cargo en la iglesia. "Rubén es un hombre consagrado", repetía el pastor y los diáconos de la iglesia. No es de extrañar, entonces, que no dudaron en lo más mínimo en darle una posición de responsabilidad en un ministerio.

En cierta ocasión al ir manejando por una avenida como Gonzalitos a las 6 PM alguien le cerró el paso con su vehículo. Gracias a Dios frenó a tiempo y hasta quemo llanta como luego dicen, el caso es que si no hubiera frenado el choque hubiera sido catastrófico.

Rubén se lleno de ira, casi le hierve la sangre. ¡No pudo calmarse y decidió acelerar de nuevo el coche y alcanzar al causante del accidente.

¿No te das cuenta de por dónde andas?—le dijo, sacando la cabeza por la ventanilla del coche. Para enfatizar su disgusto, acompañó su airado reclamo con unas cuantas palabras groseras y con unos cuantas señas de las manos.

Su sorpresa fue enorme cuando desde el otro auto se asoma una sonrisa amable. Era la esposa de un pastor de la misma iglesia donde asistía.

--Discúlpeme, hermano Rubén. No fue mi intención. Voy camino a la clínica donde internaron por urgencias a mi señora madre. Le pido de nuevo disculpas--, y reemprendió la marcha.

¿Conoce usted a Dios?

Es evidente que Dios le conoce a usted, pero ¿conoce USTED a Dios? Es probable que a pesar de muchos conocimientos e incluso, de hablar con palabras cristianas que acompaña muchas de nuestras expresiones, no conozcamos a Dios.

El evangelio de Juan relata que en cierta ocasión fue hasta el Señor Jesús un hombre ampliamente reconocido en el mundo religioso de su época. Dios lo conocía a él, pero él no conocía a Dios, aunque hablaba del Creador a toda hora.

El diálogo fue sencillo pero a la vez profundo en su contenido. "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? (Juan 3:3, 4)

Quizá tú o yo al igual que este líder del judaísmo, tiene mucho conocimiento. Ha leído la Biblia unas cuantas veces y es reconocido en su congregación como alguien entregado a Dios. La pregunta es, ¿hasta dónde ha logrado conocer a Dios?

Por supuesto, conocer a Dios jamás podremos lograrlo en su plenitud; sin embargo cuando mantenemos una estrecha relación con Él, y abrimos el corazón para que obre conforme disponga, empezamos a ver el reflejo de su amor, poder y mover en cada uno.

Hacia nuevos niveles

La vida cristiana no puede estancarse. Si esto pasa, no solamente estaremos impedidos para dar nuevos pasos sino que corremos el peligro de volver atrás.

Conforme crecemos en Cristo, llegamos a nuevos niveles en los planos personal y espiritual.

"Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." (versículos 5 y 6).

Es posible que en tu caminar cristiano haya llegado hasta ciertos niveles, pero le falta aún experimentar el mover del Espíritu Santo.

También el crecimiento hacia nuevos niveles debe incluir nuestro comportamiento. Si no se produce un cambio en nuestro actuar, es necesario revisar nuestro testimonio cristiano.

Movidos por el Espíritu Santo

Para Nicodemo, aquellas palabras del Señor Jesús eran nuevas. Tal vez para ti como cristiano, aquello de dejarse mover por el Espíritu Santo también sea algo que reviste cierta novedad.

El Señor Jesús le dijo: "No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu." (versículo 8).

Al Espíritu Santo hay que dejarlo fluir. No presionar ni darle órdenes como "Muévete..." como si se tratara de un mandadero que responde a nuestras indicaciones. Dios se mueve conforme quiere y lo que necesita es que estemos abiertos a Él.

Hazte estas preguntas sencillas: ¿Cómo anda mi testimonio de vida cristiana? ¿He crecido en los niveles personal y espiritual? ¿Está abierto al mover del Espíritu Santo o sus esfuerzos están encaminados a ejercer cierta manipulación sobre Él?

Las respuestas solamente las tienes tú. Y si hallas algo que te falta, debes encaminarte a corregirla. Con ayuda de Dios, si lo involucra en su ser y le permite obrar, es posible...

Busquemos agradar a Dios con nuestro testimonio de vida, empapémonos de la palabra para hacerla nuestra vida diaria, no solo llenemos nuestro cerebro de conocimiento, llenemos nuestro corazón de palabra viva, nuestro actuar de un testimonio respaldado por el conocimiento.

Dios los bendiga a todos.

(Escrito: Jaime © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)

1 comentario:

Anónimo dijo...

GUAO'' FUE MUY EDIFICANTE ESA PALABRA PARA MI EN LO PERSONAL, QUE DIOS LE SIGUA BENDICIENDO GRANDEMENTE HERMANO..