05 abril 2011

*Predicación 20.03.2011 “A los ojos de Jesús”

Lecturas Mateo 6:25-34 / Salmo 139: 1-6, 13-16; 23-24 A diferencia de otros dioses, imágenes, estampas y cosa a la que damos un margen de superioridad, Dios si nos mira, es el único y verdadero Dios que además a declarado constantemente que nos ama. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos Juan 15:13 Nosotros definimos el amor de manera condicional, según la emoción que nos provoca los sentimientos por las personas o cosas, apoyamos el amor basado en el lado bueno que vemos en las personas, según su belleza interna y externa, según lo simpático o carismático que es alguien, si no vemos tales cualidades simplemente no amamos, y si dejamos de darle importancia a dichos aspectos podemos dejar de amar lo que ayer amábamos. Según dicen, un amor mas acercado a lo incondicional es el que expresan los padres por sus hijos, ¿Serían ellos capaces de entregar un hijo en sacrificio para salvar a un cualquiera? El amor que expresa Dios para nosotros nace precisamente en la palabra “incondicional” En la figura de Jesús se refleja el amor de Dios, y definitivamente no a fundado ese amor en una emoción pasajera, no proyecta su amor para con nosotros en base cómo somos o en lo que hemos hecho. Definitivamente a puesto sus ojos en nosotros para amarnos. Jesús supo mirar con amor y compasión al joven rico, que cumplía religiosamente con la ley de Dios, pero que en su corazón miraba con más amor las muchas cosas materiales que tenía. Marcos 10:20-23 Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven. Jesús lo miró con amor y añadió: —Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas. Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos: —¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!

Jesús miró con desagrado y tristeza la actitud mezquina de los líderes religiosos de su época, pues ellos solo miraban la forma de deshacerse de Él. Marcos 3:1-5 En otra ocasión entró en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en sábado. Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: —Ponte de pie frente a todos. Luego dijo a los otros: —¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? Pero ellos permanecieron callados. Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por la dureza de su corazón...

Jesús veía las necesidades del prójimo, y la gente solo enfocaba su cerrada mirada en las necesidades más básicas. Como en la multiplicación de los peces y los panes en Marcos 6: 39-44 Entonces les mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde. Así que ellos se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. También repartió los dos pescados entre todos. Comieron todos hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos de pan y de pescado. Los que comieron fueron cinco mil.

Y es así como a lo largo de los evangelios, podemos admirar la forma en que Jesús se dirigía a las personas, lo que hacía y decía… pero sobre todo se destaca en las lecturas como miraba Él a la gente, también admiraba con sus ojos la belleza de los campos y la libertad y dependencia de los pájaros con su creador. Incluso advertía que supieran ver y discernir las señales de los tiempos, etc. Mateo 6:26-27 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? Mateo 6:28-29 Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos...

Tengo un sueño recurrente… siempre sueño con grupos de personas, grupos de amigos, familiares y desconocidos, todos se reúnen en un solo lugar, usualmente es una iglesia algo utópica, parece como en un retiro espiritual, el formato del servicio es muy diferente y poco ortodoxo, largo y desobligado. Hay personas que conviven sentados en el césped mientras comen y charlan al mismo tiempo que el conferencista da el sermón, al mismo tiempo hay otros que se sientan en las gradas a escuchar, otros grupos conviven en la cocina o en los cuartos adjuntos. Los grupos se mezclan entre si indistintamente, en el sueño no existen las barreras que se ven comúnmente en la vida real, es decir que en mi sueño conviven mis primos con mis amigos, predica alguien de la iglesia para la congregación de la iglesia a donde asiste mi mamá, platican desconocidos con conocidos.

El 13 de Febrero tuve un sueño de estos, soñé que en un lugar indefinido, se congregaban personas de todo tipo y en circunstancias antes mencionadas. Algo que no había notado en sueños anteriores es la calidad de juicio que mis ojos presenciaban, es decir que en todos estos sueños jamás hacia juicio de nada, a pesar de ver cosas por de más extrañas. En este sueño pude ver el juicio en mis ojos, solo que no lograba una valoración lógica… en mi sueño no tenía yo la capacidad de juzgar a nadie, una parte de mi cerebro veía en las personas acciones que en la vida real tenían un peso de juicio, pero yo miraba y pasaba por alto todo cuanto veía, si las personas cantaban, bailaban, se alimentaban, iban y venían, brindaban, platicaban, se exaltaban o simplemente estaban… yo solo las miraba con nuevos ojos.

Al despertar me dije, este es un sueño mío recurrente, pues mis sueños son así frecuentemente, pero me dije a mi mismo ¿Qué tiene de especial este sueño en particular? En este sueño pude ver a todas las personas sin malicia alguna, ellos eran personas de todo tipo, amigos y desconocidos, hacían y decían cosas de todo tipo, por mucho que hacían o deshacían, no podía ver una gota de vanidad en nadie, ni siquiera en aquellos de los que se espera ver malicia. Me di cuenta que todos mis sueños recurrentes eran iguales, jamás había notado este importantísimo detalle antes. Inmediatamente escribí esto para no olvidarlo o pasar ese detalle, pues sentí que Dios me estaba diciendo algo importantísimo.

En el pasado retiro me pasó algo totalmente similar a esto, de repente comencé a ver a algunas personas de otra manera que jamás había experimentado, con nuevos ojos, no digo que veía en ellos cualidades que antes no había percibido o que me sentía ahora con un nivel de empatía mayor que antes. Fue durante la alabanza y adoración, que note la presencia de Jesús en unas personas. Este sueño me dio a entender que Jesús se posó en estas personas para que yo pudiera verlas con sus ojos, el se posicionó así mismo en ellos y quede admirado, pude ver cosas que mis ojos humanos no habían captado porque la graduación de mis ojos esta fríamente administrada.

Son cosas que este año habían pasado desapercibidas. Como todo regalo de Dios, es posible que un día llegue a tu corazón la capacidad de ver a las personas con los ojos de Jesús. En este último año, Dios ha traído a esta congregación nuevos rostros y nuevas manos, no he intentado ver malicia en ninguno de ellos, no veo fanatismo, no veo protagonismo, no veo que entran con ánimos heróicos ni religiosos, y lo que es aun mejor, he visto que saben trabajar en equipo, que son cumplidos y diestros. ¿Por qué me pasa esto a mí? Ciertamente no es porque tenga crecimiento personal o un carácter apacible, ni sea celoso de los mandatos de Dios. Ese sueño me hace ver que es Jesús quien se manifiesta en las personas que me rodean, en cada una de ellas. Ciertamente me cierro a ese visión y me pongo mis ojos habituales, para mirar y juzgar según el historial de las personas, pero aun así Jesús insiste en que mire a través de sus ojos a las personas y es su voluntad y propósito especial lo que se manifiesta dia con día, y que lo seguirá haciendo en los próximos años. Espero ser más sensible a su presencia en los demás que nos rodean.

Jesús, que es el maestro, quien nos libera de viejos conocimientos y tradiciones religiosas, se ha manifestado en innumerables lecciones bíblicas, hoy desea que pasemos al laboratorio, a la práctica de lo que aprendemos, a la acción de las escrituras para estar a su estatura. Él, que es nuestra palabra en la boca, se posiciona en cada acto que realizamos…en cada palabra que decimos ¿Qué podemos decir al respecto? ¿Podemos platicar y hablar, y al hacerlo ser conscientes de que eso que decimos y hacemos es también el deseo de Jesús en nuestro corazón?

Al hablar vociferamos, criticamos, juzgamos, codiciamos, estigmatizamos, etiquetemos, mentimos, infundimos, traicionamos, amedrentamos, amenazamos, chantajeamos, vengamos y callamos la voz de Jesús en nuestros labios, en otras ocasiones decimos palabras de aliento, enseñanza, cariño, consejo, respeto, ánimo y hasta damos las buenas nuevas de gran gozo… anunciando el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Todo con la misma boca, y todo en las mismas personas que vemos día con día.

En un nuevo mandamiento, Jesús nos pide ser obedientes, su consejo es para el bien de todas las naciones, pero sobre todo es para bien de quien obedece este mandamiento. Es una situación de gana/gana… pero no se trata de: “- yo no me meto contigo, si tú no te metes conmigo.”
La orden de nuestro soberano Dios va mucho más allá que nuestro Benemérito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”
Ciertamente es bueno convivir en paz, respetar a los demás, cuidar el lenguaje, conservar una buena imagen, pero eso debe ser una acción que nace dentro de nosotros, algo que nace de la semilla que el Espíritu Santo planta en el corazón. De ahí parten consecuentemente todas las acciones buenas. Este es el proceso:
- Nacemos inocentes
- Crecemos en abundancia de conciencia (buena y mala)
- Llega el momento de tomar decisiones
- El espíritu busca a Dios y él se deja encontrar fácilmente
- Aceptamos a Jesús
- Aprendemos de sus palabras
- El Espíritu Santo nos regala capacidades antes inconcebibles por el carácter
- Comenzamos a dar amor y a recibir indiferentemente amor y desamor
- Siendo hermanos de Jesús e hijos de Dios, compartimos cualidades asombrosas.

Podríamos pretender sentir amor habiéndonos saltado alguno de esos pasos… pero el final no es lo mismo, es como comprar un paquete de galletas de “chocolate” en cuya envoltura describe que no hay 1 gramo de chocolate en su contenido, sino que tiene aceites hidrogenados. Al tratar de “amar” tendremos altos niveles de respeto y buenas conductas, pero el hecho de sentir realmente amor es una situación de gané/gané… “yo ganó amando a los demás, y los demás ganan al ser amados. El amor efectivo provoca cambios en la forma de pensar y sentir, hace que mi boca pronuncie palabras honestas y afectivas, provoca que mis ojos miren con altos niveles de perdón y paciencia.

¿Es difícil logar ver a las personas con los ojos de Jesús?
¿Es difícil lograrlo? ¿Será que no lo has contemplado? Ciertamente es difícil para quienes en el fondo no lo desean… Es difícil ver con paciencia a quienes nos sacan de quicio, es difícil ver a las personas con ojos de amor cuando hablan a nuestras espaldas, difícil cosa es compartir algo con personas que codician, casi inconcebible cosa es invitar a nuestra mesa a quien odiamos o nos da la contra. ¿Pero porque es tan fácil para Jesús? Él nos llama, toca a nuestra puerta y se sienta a cenar con nosotros, y eso que nos ha visto ser impacientes, fastidiosos y chismosos… nos ve cuando nos burlamos de los demás, cuando codiciamos, robamos y odiamos. Ciertamente también nos ha visto amar, perdonar y obedecer. Ese ya famoso mandamiento de “ama a tu prójimo como a ti mismo” es la lección que aprendimos y practicamos constantemente, si aun así crees que es difícil, es posible que sea porque lo estas intentando solo, Jesús nos dijo que la carga sería ligera… solo a través de sus ojos podríamos hacerlo fácil.

Eso, que me paso en el retiro y que me paso este año, y que vi en un sueño fue una ráfaga pequeña de lucidez divina, aunque no fue accidental, fue un momento fugaz, pero que mi corazón desea experimentar más y más, así es que le pido a Dios que me dé más amor y el poder de experimentarlo. Cuando leí que yo soy creado a imagen y semejanza de Dios, y que era admirable, quise imaginar qué partes exactamente de mí son similares a la imagen de Dios.
¿Acaso somos similares en espíritu? ¿O acaso somos similares físicamente? Realmente no lo sé y es posible que alguien me lo explique luego. Pero todas esas formas que tiene mi espíritu de transmitir algo a Dios y a las personas es copiosamente similar al deseo de Jesús para la humanidad.

Yo también, como Jesús, deseo agradar al Padre, yo también, como Jesús, deseo que la gente sea liberada de la esclavitud, yo también deseo amar a las personas como él lo logra culminar.

Dios nos esta mirando, Cristo se esta posicionando en cada uno de nosotros. Les propongo que le permitan que este milagro ocurra en ustedes, dejen que ponga sus ojos en ustedes para que vean mas allá de lo que vemos superficialmente… Muchos de nosotros tenemos debilidades muy marcadas, pero si Dios insiste en que nos veamos con los ojos de Jesús es por algo muy importante, tanto así que es un mandamiento, y que trae bendición a nosotros primero que al prójimo.

“En una historia que vi en la televisión, la humanidad había sufrido de un terrible virus, este causaba la ceguera inmediata de todas las personas, excepto una. Con los días, la humanidad había sucumbido no al virus, sino a la malicia, codicia y egoísmo de ellos mismos, dependían tanto de sus ojos hasta para buscar comida… al final de muchos días de calamidad, un pequeño grupo apartado superó los límites de la vista, se comenzaron a amar mutuamente y las barreras físicas no representaban obstáculo para culminarlo. Sin ojos que todo lo juzgan, habían aprendido a verse con el alma, no había diferencia de raza, edad o capacidades sociales. “

Nuestros ojos son selectivos, buscan contantemente el placer, se cierran como los ojos de los caballos en un solo objetivo, concentran la mirada en la vanidad, reconocen lo llamativo y lo escandaloso, le cansan los compromisos, se desconcentran de lo que es bueno para el cuerpo, lloran las tragedias del egoísmo emocional, se nublan ante el dolor ajeno, se alegran en la prosperidad gratuita… y a todo esto mejor nos viene cortar la mirada en este pequeño momento de lucidez, y colocar en su lugar la mirada de Jesús.

Sin ojos se desarrollan capacidades superiores. A los ojos de Jesús todos somos bellos, toda nuestra malicia y vanidad son destellos que se opacan, sus ojos tienen la capacidad de ver, pasan sus ojos como un escáner poderoso en amor, ve nuestros cuerpos, escucha las palabras de nuestra boca, pone atención a cada detalle de nuestras manos, a donde van nuestros pasos y como nos dirigimos unos a otros, y no logra ver malicia. Lo que el diablo ve en nosotros como humanos son capacidades de malicia y vanidad, las marca y las maximiza para hacer que pequemos, pero Jesús ve capacidades totalmente diferentes, de una docilidad incomparable.

¿En que radica el poder de Jesús para tales capacidades? Es muy sencillo, Jesús no mira nuestras transgresiones porque las ha olvidado… solo recuerda que las arrojo al fondo más obscuro y profundo del mar. Nuestro pecado no está en la mente de Jesús, no esta a la vista. Su capacidad de vernos con amor y limpieza radica en el perdón y en el olvido. Si hemos sido perdonados de toda transgresión, de la cual nos hemos arrepentido honestamente, y hemos confesado con nuestra boca que Jesús es el Señor… nuestros males fueron borrados del mapa, son una hoja cortada de nuestro historial y nos recuerda lo que ahí estaba escrito, aun así que seremos juzgados por todo lo bueno y malo que hicimos, Jesús nos justificará como abogado frente al Padre.

A los ojos de Dios somos perfectos, bien intencionados todo el tiempo, amables, dispuestos en todo momento, sin lujuria, buscando el amor en los demás. Al mirarnos va mas allá, sus ojos pasan por alto la piel y los huesos, en nosotros encuentra la esencia misma y semejante de su propia creación, encuentra un espíritu latente que vive dentro de nosotros. Dios se ve en nosotros y Jesús le presenta nuestro ser con vestiduras en blanco, sin mancha, sin registro de malicia. Sus ojos son capaces de ver lo invisible a los ojos humanos, al hacerlo se encuentra con Él mismo, se alegra de vernos, se posa en nosotros, convive con nosotros, se deleita de vernos. Chalamos, y en todo ese tiempo jamás nos ve con morbo alguno, no vio nuestro pecado. Aunque nuestros cuerpos insistieran en despertar malicias, Él no ve eso y simplemente convive con nosotros en una armonía difícil de explicar, pero que si dejas que sus ojos se posen en tus ojos, entenderás de lo que hablo.

Haz un ejercicio, prueba aunque sea unos minutos, cuando poco a poco y con la práctica lo logres, de repente no sabrás lo que está pasando, como me paso a mí en el retiro y como me ha pasado este año. Hoy que lo sé, deseo practicarlo con la gente que a mi juicio es más difícil, haré por mírarlos con el milagro de la vista de Jesús. Siento que nos da este mensaje con esa intención también.

Hay un afecto entrañable entre nosotros, cosechado a veces y recapacitado rápidamente en otros, pero es fruto del Espíritu Santo. Vayamos más allá, hasta la frontera que nosotros mismos nos hemos limitado. Pensemos que ese nivel de tolerancia que nos fijamos ya no existe, los ojos de Jesús traspasan todo límite marcado. Podemos entrar a la zona que nos prohibimos y no sentirnos amenazados, ni tentados a odiar, ni a la defensiva siquiera.

Tu, que injustamente haz sido encasillado en un sector social que fue despreciado, de ti que nada esperaban los sabios, de quienes menos se esperaba decencia y amor, ahí se a perfeccionado Jesús al mirarte con amor y aceptación. A nosotros nos toca la bendición de ese amor, y reproducirlo cuantas veces nos sea posible, no será difícil si piensas que Jesús estará en tus ojos, y él estará en tus hermanos.

DLB (Escrito: C.zar © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)

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