14 agosto 2008

*Predicación 3/08/'08 “¿Cómo vencer la tentación?

Dice la palabra: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”
1 Corintios 10:23.
Hace unos días, platicando con un amigo me comentaba que se sentía muy mal por algo que había hecho, que Él sabía que no debería hacer, pero lo hizo porque fue seducido por un deseo de pertenencia, que sé yo. Literalmente ésta persona cayó en una tentación.

La tentación es todo aquello que nos quiere apartar o distraer de una meta en particular. Para algunos, son todas aquellas cosas que no sé nos son “permitidas”. Nuestra vida como Hijos de Dios está llena de estas “distracciones” que nos quieren alejar de nuestro objetivo: Una vida eterna con Cristo. La clave está en 1 Corintios 6:12, Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.

La tentación ha estado presente desde el inicio de los tiempos en la vida del ser humano, “Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el comieres, ciertamente morirás” Génesis 2:9, 16,17.

No estamos solos en éste mundo, desde el principio de la creación el ser humano se ha visto rodeado de elementos que lo acompañan. Entre estos se encontraba la tentación y el tentador. ¿Qué debemos hacer entonces para no caer en la tentación o para liberarnos de la tentación? La respuesta es fácil, sería vivir alejados de todo lo que nos pueda causar tentación, pero ésta es una salida fácil que no nos beneficia en lo absoluto, ya que nos perdemos de muchas cosas y negamos el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gracia de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” Romanos 5:1-6. Y la paciencia y el amor de Dios son frutos del espíritu.

Pues si fuera así de sencillo, y ese fuera el plan de nuestra salvación, Dios mismo nos encerraría en una burbuja, y nos mantendría “libres” de la tentación y no hubiera mandado a su Hijo a morir por nosotros, y aún así, por nuestra misma naturaleza, estaríamos tentados a escapar de esa burbuja, porqué hasta allá iría el tentador. Pero Dios quiere que veamos como es ésta vida y para qué anhelamos la vida futura, por convicción. Tampoco debemos huir de la tentación... aún el Señor Jesús fue tentado en el desierto, y estaba sólo y la enfrentó, porque es más gratificante según la promesa: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”. Santiago 1:12 y no sólo una vez, sino tres veces.

El Señor conoce nuestra vida, desde antes de nacer y él ve nuestro camino, y conoce lo que hay en nuestro corazón, nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y sabe que es lo que vamos a hacer, Él sabe todo de antemano, ¿Pero por qué permite que seamos tentados? “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” Santiago 1:13-15

Dios nos ha dado infinidad de dones, entre ellos el del libre albedrío. El Señor confía en nosotros y confía en que hagamos frente a la tentación y no caigamos en ella, ese también es un regalo. También nos ha dado de su gracia, para que cuando caigamos en la tentación podamos salir de ella. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” 1 Corintios 10:13.

¿Que debemos hacer una vez que hemos caído en la tentación?:

Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Isaías 1:18.

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” Hebreos 2:18, Hebreos 4:15-16.

¿Qué debemos hacer para vencer la tentación?

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” Mateo 26:41

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6:10-18

(Escrito: Misael © SdeC Comunidad Cristiana Interdenominacional, Imagen cortesía de ©Corbis)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente tema. Ayuda a la vida espiritual.

Anónimo dijo...

Wow!!esto hacido como un milagro de Dios..mañana me toca predicar aserca de la tentacion por primera vez...y leendo esto me da mas fortaleza mas sertese y confianza de saver que Dios a puesto este tema en mi corazon...gracias y bendiciones..

Anónimo dijo...

muy buen resumen ,,,graxias JESUS tu eres el ejemplo a seguir ,,,bendiciones

Anónimo dijo...

Exelente palabra! Ayuda a fortalecer el Alma cuando le hemos fallado a Dios!

Anónimo dijo...

me parece muy gratificante el tema